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TAEMIN

—¿Puedo invitarte a una cerveza?

Miré hacia arriba para ver a MinHo de pie junto a mi mesa. Casi no lo reconocí vestido con jeans azules desteñidos y una camisa blanca con botones.

Sin corbata a la vista.

Se veía tan sexy ahora como la primera vez que usó ropa casual.

Aun así... Levanté la botella de cerveza en mi mano.

—Tengo una.

—Entonces, ¿te importa si me siento contigo mientras bebes?

Suspiré.

—Es un país libre.

MinHo se deslizó en el asiento de la cabina frente a mí. Parecía un poco incómodo, y debo admitir que disfruté un poco de eso. Todavía estaba enojado como el infierno porque él había tratado físicamente de impedirme ir de compras.

Cuando pasó la camarera, pedí dos cervezas. ¿Ves? Podía ser amable cuando quería serlo.

—¿Es este uno de tus lugares habituales?

Me encogí de hombros con indiferencia.

—No soy muy bebedor, pero he estado aquí un par de veces—. Hice un gesto hacia la cesta vacía de alitas sobre la mesa. —Aquí tienen excelentes alitas picantes.

—No estoy muy seguro de haber comido eso antes.

Moví mis cejas.

—Cambiará tu religión.

MinHo rio, pero guardó silencio cuando la mesera nos trajo nuestras cervezas.

Lo observé mientras sus cejas se juntaban y su mirada parecía fija en su botella de cerveza a pesar de que no había tomado un solo sorbo. Parecía nervioso por alguna razón, lo cual no concordaba con el hombre confiado que yo conocía.

—¿Señor Choi?

—Solía odiar cuando me llamabas así —dijo MinHo antes de levantar los ojos para mirarme. —Me sentí tan insultado de que estuviéramos comprometidos y no me llamaras por mi nombre. Estaba seguro de que era tu forma de ser un mocoso conmigo.

No estaba equivocado.

—Y luego tuvimos esa noche en tu loft y me llamaste MinHo—. MinHo respiró entrecortadamente. —Por alguna razón, significó mucho más cuando lo hiciste esa vez. Ni siquiera me importó la próxima vez que me llamaste Sr. Choi porque sabía que la única vez que me llamaste MinHo fue cuando estábamos solos.

Está bien, así que iba directo a las cosas difíciles.

Doblé un brazo sobre la mesa y me incliné hacia adelante para que nuestra conversación fuera solo entre nosotros dos y no en todo el bar.

—No comenzó de esa manera, lo prometo. Al principio, solo estaba tratando de cuidar mis modales como diría mi abuela, y luego tú...

—¿Te hice enojar?

Resoplé.

—Bastante.

—No estoy seguro de que eso vaya a cambiar alguna vez, TaeMin. Parecemos bastante volátiles juntos. Algo así como el agua y el fuego.

Tragué con fuerza antes de preguntar:

—¿Crees que somos demasiado volátiles juntos? ¿Deberíamos cancelar el compromiso?

MinHo tomó un largo sorbo de su cerveza antes de responder a mi pregunta.

—No, pero tenemos que aprender a tratarnos, incluso si eso significa que me pones en el suelo de nuevo.

Matrimonio complicadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora