— ¡¿Dónde está?! ¿¡Dónde está ese hijo de su santa madre!? —Jimin con uno de los semblantes más oscuros que podía poner preguntaba a Yeji, ya que Jeno no salía del aula.
—El profesor lo castigó diez minutos más de clases por encontrarlo con el celular debajo del escritorio.
—Mierda. —Jimin maldijo mil veces de nuevo en su mente, seguramente todo estaba planeado por él.
— ¿Ahora qué hizo? —Preguntó Yeji con una gran intriga por la actitud tan rara de su amiga.
— ¡Me escribió una carta!
— ¿Y? —Aún no entendía o al menos es lo que pretendía aparentar.
— ¡Él no tiene que hacer eso! ¡No puede hacerlo!
— ¿Por qué no? —Seguía indagando las razones que se hacían cada vez más claras.
—Porque no y ya.
—Será... por qué... ¿No quieres que Jeno te escriba porque te gusta la chica anónima?
— ¡¿Qué?! No, no, no. Claro que no. Es un no muy pero muy negativo, ni los mismos números negativos se comparan a eso.
—Te sonrojaste, eso dice más que mil palabras. —Muy tarde, Yeji ya había sacado conclusiones. —Te enamoraste de una total desconocida.
— ¡Cállate, Yeji!
Y sin más Jimin salió de aquel pasillo de los alumnos de segundo grado. Tuvo que pasar por el pasillo de tercero para llegar a la escalera que la llevaría a su salón.
Seguía molesta, no tenía sentido lo que decía Yeji, ¿Gustarle una desconocida? ¡Ni si quiera la conocía! ¿Cómo es eso posible?
Sin darse cuenta, Jimin chocó con una chica que pasaba cargando libros, al parecer regresaba de la biblioteca.
Alarmada por su torpeza, hizo una reverencia en forma de disculpa y la ayudó a levantarse para luego recoger los libros caídos.
—Son muchos, te ayudo a llevarlos a tu salón, aún faltan unos minutos para el cambio de hora, tengo tiempo. —Se ofreció Jimin.
—E-eh, esta bie-en, es ese salón. —Dijo señalando a su salón.
—Te sigo. —Jimin cargó una gran parte de los libros en forma de perdón, al entrar localizó a Giselle en el mismo salón.
—Hola, Aeri. —Jimin se atrevió a saludar mientras la mencionada la miraba con el rostro más confundido que pudo expresar.
—Gracias por la ayuda. —Intervino la joven de flequillo dejando los libros restantes en la mesa del profesor.
—De nada, es lo menos que podía hacer. —Antes que su receptora pronuncie algo, la presencia del profesor se hizo presente.
—Kim Minjeong, el receso ya va a culminar y ella no se puede quedar aquí. —Resondró el profesor al ver a Jimin, una alumna ajena al curso, dentro del aula.
—Lo siento, profesor. —Jimin hizo una reverencia. —Disculpa por los libros, adiós.
La presencia de la chica se desvaneció rápidamente, dejando a Min aún con el semblante embobado.
—Hasta luego, mifutura esposa. —Respondió entre murmurios.
ESTÁS LEYENDO
Chica Linda I Winrina [Adaptación]
FanfictionMinjeong acaba de conocer quizás a la persona por quien haría millones de locuras. ¿Cómo logrará acercarse a ella? La solución: Cartas anónimas. Jimin, estudiante destacada, tendrá que descubrir quién es la causante de sus nuevas emociones. ¿Logra...