Marca

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Al salir de la ducha, Lisa todavía seguía en la misma posición, lo que hizo que Rosé rodara los ojos.

Se cambió sin vergüenza, ya que parecía que la omega no tenía ganas de asomarse.

Aunque la realidad fue otra.

Lisa apenas había asomado sus ojos tras la sábanas, viendo a Rosé de espaldas a ella.

Y de nuevo, aunque esta vez un poco mejor, pudo ver la marca en el cuello de la chica, confirmando lo que había creído ver el día anterior.

Rápidamente volvió a esconderse tras las sábanas.

Sintió un poco de pena por Rosé, pero más que nada, se sintió algo confundida.

La rubia parecía otra alfa para ella, bueno, no otra alfa, sino su alfa.

Podía sentir su olor, e incluso, por más que la otra no se diera cuenta, tenía actitudes de alfa.

Recordó la conversación que habían tenido la noche anterior, cuando ella había regresado a su forma humana para confusión de Rosé.

Es ese momento Lisa pensó que la más alta sólo se estaba comportando como una idiota (cosa que no quitaba que lo fuera realmente), pero ahora que confirmaba que a su alfa la habían mordido, entendía un poco más la actitud.

¿Debería preguntarle qué había pasado? ¿Cómo fue que lo habían hecho? ¿Quién?

Aunque tenía más que claro que Rosé la mandaría a la mierda.

Debía esperar un poco más.

—Eh —un ligero golpe en su espalda hizo que se moviera para asomar sus ojos sobre la sábana, para ver a Rosé—, la comida está lista. Cociné para las dos, no me hagas desperdiciarla.

Sin decir nada se fue hacia la cocina, y sin contestar, Lisa la siguió segundos después.

Se sentó enfrentada a Rosé en la mesa, con su plato ya servido, tomó el tenedor y antes de empezar a comer murmuró un "Gracias", mirándola.

Pero en cuanto los ojos oscuros se encontraron con los suyos, bajó la vista y llenó su boca con los fideos.

Pasaron unos minutos donde no dijeron nada, hasta que Rosé casi había terminado su plato, pero estaba lo bastante satisfecha como para comer más lento e intentar hablar con la omega.

—¿Vas a contarme qué te estaba pasando cuando llegué?

Lisa la miró unos segundos, Rosé no apartó sus ojos de ella.

—¿Estabas sensible? —aventuró.

—Sí, supongo —contestó Lisa, bajo.

"Esta no sabe tratar a una omega", pensó.

Rosé sólo asintió, terminó lo que quedaba en su plato en dos bocados, juntó los cubiertos sobre el plato vacío y se levantó para dejarlo en el lavado.

—Debes tomar los supresores —dijo, voltendose para apoyarse sobre la barra de la cocina.

Vio a la omega fruncir el ceño y mirarla con enojo, aunque cambió su expresión rápidamente y continuó comiendo sus fideos.

—No te gusta que te den órdenes —adivinó.

—No es de mis cosas favoritas —respondió Lisa.

La mayor asintió, Lisa no dijo nada, terminó su plato y volvió a agradecer a Rosé por la comida.

Se sobresaltó un poco cuando sintió la mano de la chica en su hombro, alzando la vista hacia el rostro de Park.

—No tienes que ser distante conmigo sólo porque estás sensible.

Delta | ChaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora