Princesa Mara

2K 4 4
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


No era su culpa lo que había aprendido y hasta donde había llegado. Es aventurera y curiosa. Normalmente se quedaba sola en aquel gran castillo, junto a aquel inmenso bosque, porque todo humano del reino estaba atento a su hermano, el futuro rey.

Un día persiguiendo un pequeño conejo llegó a una gran cabaña, llena de verdes plantas y bien cuidadas flores. Dentro estaba cálido y olía a pan de hierbas recién horneado, la princesa no dudo en curiosear mientras el dueño llegaba. Calderos, envases de vidrio con líquidos o con cosas flotando dentro, paletas de madera de todos tamaños, bolsitas con polvos  y cientos de manojos de plantas secas colgaban de todas las paredes.

Al cálculo general unos 15 minutos después llegaba Morgana, la dueña de la cabaña, con los brazos a tope de leña, no es de extrañarse que la princesa se asustara la verla llegar. Morgana deja caer toda la leña y el hacha que llevaba en la mano, haciendo un estruendo tal que sus dos gatas dieron un salto y su viejo sabueso se ha despertado. Sus expresiones al detallarse por primera vez, son iguales, asombro y susto. Se diría que hasta un poco de nerviosismo había en la valiente princesa.

—¿Que haces aquí?

—Buena tarde, señora, soy la princesa... —Morgana la deja con la palabra en la boca y la reverencia a medio hacer—.

—Sé quien eres. Y no te pregunté eso, niña. Te pregunté: ¿Qué haces aquí? ¿Cómo llegaste? ¿Cómo pasaste mí... cómo pasaste? —Morgana señala la puerta y baja la mano cuando lo recuerda, y la mira de nuevo, de arriba a abajo. Sabe la respuesta a su pregunta, pero igual espera la respuesta de la intrusa.

—Yo... yo solo caminaba, hacia el bosque, ya estaba cansada... nunca había venido a esta parte, y olía a pan horneado —la hechicera, tiene su confirmación.

Morgana ha realizado un poderoso hechizo de invisibilidad sobre los árboles alrededor de su cabaña. Nadie podía oírla, olerla o verla por muy cerca que pasara. El hechizo hacía que los guerreros, aventureros, amantes, o cualquier persona de corazón no puro o no creyente en la magia, cambiará su rumbo. Por lo que la llegada de la princesa Mara a su morada, tiene solo una razón... ella es la siguiente hechicera protectora. Su sucesora.

Las enseñanzas no eran fáciles. Mara debía escapar para ir a las clases de Morgana, y esconder los libros de hechizos en el bosque donde no serán encontrados. Mientras realiza los quehaceres de la realeza, recita en susurros los conjuros aprendidos. Nadie podía siquiera imaginar lo que la princesa hacía realmente, cuando decía que iba a explorar, o sería la próxima en quemarse en el centro del pueblo.

Sin embargo, un día, las afirmaciones de los plebeyos de haber visto libros extraños en manos de la joven, cantos, bailes, símbolos o frases recitadas una y otra vez, llegaron a los reyes y a oídos de la iglesia.

Una cálida mañana el pueblo comienza a aglomerarse en el centro, mientras los moralistas cumplidores de la ley y fieles a la iglesia, reúnen madera para ver arder a una inocente joven que solo seguía su instinto. —¡Quemad a la bruja! —se escuchaba al unísono, mientras su madre mantenía la mirada fija en el suelo y lloraba desconsolada.

No hubo forma de convencerlos, ni Mara ni su madre, ni el mismísimo rey, pudieron detener su atroz destino. Para ellos no era inocencia, no era curiosidad, no era experimentar, sencillamente era una pequeña bruja poseída, que solo el fuego salvaría. A una hora de encendida la hoguera ya solo quedaba un cuerpo inerte calcinándose. Ahí ya no había bondad ni maldad, ni siquiera espíritu, solo huesos crujiendo por el calor incesante.

Pero lo que no sabían, los pocos que lloraban, los muchos que gritaban y algunos que incluso la dibujaban, era que ella no es la princesa Mara. Nunca lo fue. La fría y oscura noche anterior, Morgana, se coló en los calabozos del castillo, para liberar a su pupila.

La hechicera, le dió instrucciones específicas y consejos de vida antes de darle las llaves de su preciada cabaña. Con los guardias aún dormidos, Mara, salió ilesa. Morgana cambio su aspecto y voz para ser ella, en aquella celda y portadora de aquel castigo.

Está prohibido salir de la cabaña, pero eso a la princesa no le molesta, con tanto que leer y prácticar, los meses de encierro impuestos por Morgana se le hacen pocos. Mara cree que su maestra se fue a otro poblado, aún es joven e inexperta, pero ya sabrá que mientras la hechicera vuelve al polvo de donde vino, la nueva sucesora encargada de la protección del bosque y los elementos, está en ella, iniciándose para liderar por los próximos siglos.


🖋️Mare Durán.
📸: Pinterest.

RELATOS VARIADOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora