9.
"¿Qué acaba de pasar?"
Fue lo primero que pensé al darme cuenta que estaba en el piso, con una carga extra sobre mí. La aparté con cuidado de encima. Al ponerla bocarriba cuidé que no se golpeara la cabeza usando uno de mis brazos como almohada. El esfuerzo era difícil, ya que aquél contacto repentino provocó que la laceración de mi cuerpo intensificara el dolor que sentía. Aunque no podía culparla. Por su grito debía estar mucho más asustada que yo cuando me sacaron de aquí. Mis heridas me impidieron ponerme de pie. Al intentarlo, mis brazos y piernas flaquearon haciéndome caer de cara al sucio piso. Ahora todo ese lugar estaba manchado de mi sangre, había perdido bastante. Ni me molesté en levantarme de nuevo. Apenas y podía sostenerme ya estando de pie, como para intentarlo sin ayuda de nadie.
Me rendí recostándome junto a la chica, mirando el techo de telarañas e insectos.
Rosell llegó asustado a los pocos segundos. Supuse que aquella carrera desesperada por huir también lo sorprendió. Me miró, luego a la chica tendida junto a mí, y soltó un suspiro entre alivio y preocupación.
-Parece que aún hay personas en las habitaciones- Me ayudó a sentarme con gentileza, podía darme cuenta de que evitaba tocar la mayor parte de mis heridas. -Pero primero lo primero, espérame aquí.
-No puedo irme aunque quisiera, mira toda esta cátsup- Sonreí descaradamente.
Se sorprendió del acto.
- ¿Puedes sonreír así después de todas esas heridas? - Dijo riendo. -Ya te vas pareciendo mucho más a ti misma, Charlott la pequeña bribona ¿Lo recuerdas?
Negué con la cabeza.
-Debería decirte que no recuerdo nada de mí misma, no tengo ni idea de cómo era antes de todo esto.
-Me lo imaginaba...
Su expresión me dijo justamente lo que estaba en mi cabeza al momento de haberle mencionado aquello. Volteó a otro lado mientras se dirigía a la oficina de antes. No pude saber si había vuelto la mirada hacia mí, puesto que yo no lo hice. Mi mirada se quedó estática en la nada. Mi vista se tornaba algo borrosa.
-No otra vez- Susurré para mí misma mientras sujetaba mi cabeza con ambas manos, ignorando el dolor que esto conllevaba.
La sangre de mi cuerpo se drenaba a cada palpitar de las frescas heridas. Si bien ya habían comenzado a cicatrizar, las más profundas eran pequeñas fugas de líquido rojo en una pared de carne y tierra.
Mi entorno perdía su nitidez por cada segundo extra que esperaba. La creciente pérdida de sangre me provocaba síntomas de anemia, y éstos a su vez, drenaban mis fuerzas.
De un momento a otro, Rosell se encontraba frente a mí. Antes de darme cuenta ya había comenzado con los primeros auxilios; había regresado con un botiquín.
A pesar de tener el cuerpo entumido, pude sentir las vendas enrollarse sobre mi piel, presionando las heridas latentes. Ya ni siquiera me ardía.
-Oye, estas muy pálida- Se apresuraba a enrollar y detener los múltiples sangrados. -Mantente consciente, ¿entendido?
Terminó de envolverme torpemente en vendaje y gasas. Me cargó llevándome en brazos por el pasillo hasta el inicio. Hasta la habitación de las cajas. Me recostó sobre la mesa de madera astillosa y se fue corriendo otra vez por el pasillo.
Regresó con un trozo de tela y una botella de agua. A toda prisa remojó la tela con el líquido, dándomelo a beber de gota en gota, exprimiéndolo en mi boca. Repitió tal procedimiento unas cuantas veces hasta que en teoría comenzaba a ahogarme con la bebida. Escupí los últimos chorros que habían sido vertidos dentro de mi boca, tosiendo.

ESTÁS LEYENDO
151
Novela Juvenil"Recuerda" la ha estado atormentando desde que esos pequeños fragmentos volvieron a ella. Después de haber perdido lo único importante que la mantenía con vida, se perdió a sí misma. Lo único que quería era recuperarlo, remendar lo hecho. Pero había...