CAPITULO 2.

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Como todas las mañanas desperté a las seis de la mañana, me lavé la cara y fui hacia la cocina de mi departamento a prepararme un capuchino, para desayunar.

Desayuné lo más rápido que pude para llegar a tiempo al museo, y poder tener un tiempito libre para preparar otras presentaciones.

Las presentaciones de invierno son las más importantes ya que es la época donde todos salen, la mayoría en verano se va a Los Ángeles a pasarlo en las playas, en cambio acercándose septiembre, los días más cálidos están cerca así que la gente comienza a salir, y la gente grande y algunos jóvenes salen a los museos.

Y como yo soy el encargado de las presentaciones más importantes del museo.

Paso la mayor parte del tiempo en el museo, casi toda la semana preparando presentaciones, desde la mañana hasta mitad de tarde, básicamente no estoy nuca en mi departamento. No me gusta darme cuenta de que estoy solo en casa.

La única razón por la que todavía no tuve relación con nadie es porque no me abrí al mundo con la persona que soy realmente, nadie sabe cómo soy en verdad, más que mi hermano y mis padres. Todos los amigos que tenía se quedaron en California, como una ¿linda? Etapa de mi vida, solo una amiga se quedó como una buena etapa Nell se llama.

Era mi mejor amiga en secundaria, fui el primero que le habló cuando entró a mi año, fuimos mejores amigos por ocho años, compartimos mucho tiempo juntos, hasta que comencé a ir a la universidad y ella también, perdimos el contacto.

Ahora realmente no tenía amigos, solo compañeros. Pasaba mucho tiempo fuera de casa como para tener amigos, me enfocaba mucho en el trabajo. Hace tres años que no iba a fiestas, es cuando me mudé a donde vivo ahora.

Mis compañeros de trabajo siempre querían hacerme salir un poco de la rutina e ir a algún lugar a bailar, conocer a alguien capaz, pero siempre pongo excusas para no ir.

Entré al museo y corrí hacia mi oficina para aprovechar la media hora de tiempo libre que me quedaba.

Pude aprovecharla, armé mitad de la presentación especial que tendré el miércoles, será sobre mí, y lo increíble es que la gente se interesó en mi vida. Quedaban dos reservas sin comprar, después estaba todos los lugares del teatro vendido.

-Logan, siento interrumpirte, pero ya debes salir, la gente ya llegó, están ansiosos ¡sos una locura! - dijo Simón, mi jefe, emocionado

-Ya salgo- dije amablemente

Como rutina acomodé mi cabello rubio enrulado, y mi uniforme que estaba arrugado. Cuando salí hacia el centro del museo vi a toda la gente sentada en las sillas

-Buenos días, espero que estén teniendo un magnífico domingo- dije saludando a toda la gente, ellos saludaron al unísono

-Hoy hablaremos de "La Joven de la Perla"- humedecí mis labios para volver a hablar- Pocos retratos femeninos en la historia del arte han logrado un grado tal de fascinación como este, miren su postura, sus labios brillantes, su cabeza está ladeada, pero sobre todo miren la perla que brilla en el medio del cuadro

Señalé la perla en la pintura y tomé un sorbo de agua.

-Veermer consiguió con este retrato lo que tal vez buscan la mayoría de pintores cuando se acercan a este género dentro de un estilo realista: subyugar de tal manera al espectador que no pueda dejar de preguntarse: ¿qué nos está diciendo el retratado?

-Así damos por finalizada esta presentación, espero verlos el miércoles de esta semana, estaré dando una presentación en el teatro, trata sobre mi vida, la mayoría le gustó la idea, espero que pasen una gran semana

Tomé mi libreta con mi vaso de agua y volví a la oficina, debía terminar mi presentación para el miércoles.

Mientras iba escribiendo, más iba entrando en todos mis recuerdos pasados, recordé mi estadía en la primaria, en la secundaria, mi amistad con Nell, cuando fui a la universidad en Los Ángeles, absolutamente todo de mi vida iba a compartirlo con gente desconocida, me aterraba, pero me emocionaba.

-Tu presentación del miércoles es un éxito, están agotadas, ¡LAS ENTRADAS ESTAN AGOTADAS! -dijo Simón abriendo la puerta de vidrio de par en par

-Eso es... emocionante, voy a darlo todo, lo prometo- sonreí a medias, estaba en shock, pero a la vez me sentía solo... sin nadie a quien contarle mis logros

- ¡Emociónate Logan, esto va a estar de locos! - simplemente asentí

Después de darme un discurso sobre como tenía que actuar y ponerme limites, Simón se fue de mi oficina y me dejó en paz los pocos minutos que me quedaban para volver a casa.

Trabajé la media hora que tenía y como no había terminado, junté mis cosas y fui hacia mi cafetería favorita, tendría dos o tres horas hasta que cerraba

Me tomé un taxi y en diez minutos ya estaba en la puerta, tomé asiento donde siempre me sentaba, al lado de la ventana a la derecha, busqué a la camarera que siempre me atendía, pero no la encontré

Esperé a que alguien viniera, si no ya iría a buscar, continué lo que había empezado en la oficina

-Buenas tardes, ¿puedo ayudarlo en algo? - una voz pacífica, dulce y amable se dirigió a mí, apenas levanté la cabeza unos ojos azules se juntaron con el azul de mis ojos, pequeños mechones de su cabello se le asomaban por sus ojos

-Un café por favor- dije y volví a enfocar mi vista en el papel, al ver que no se iba volví a mirarlo- ¿Sucede algo?

-Nada, lo siento, ya te traigo lo que ordenaste- dijo y volvió hacia la cocina

Lo seguí con la mirada todo su recorrido, cuando desapareció entre las personas volví mi mirada hacia el papel.

-Aquí tienes lo que ordenaste- sonrió y se volvió a ir, su cabello se veía tan suave, sus ojos azules tan cálidos y sinceros, tan digno de admirar.

Cuando terminé dejé la plata sobre la mesa, junté mis cosas y salí para volver a casa

El frío otoñal golpeo mi cara al salir, ya era de noche, el cielo estaba completamente negro y estrellado.

Sería una noche larga y agotadora preparando la presentación del miércoles.

LOS ANILLOS DE SATURNO 🪐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora