La alarma sonó apenas dadas las 6 de la mañana, y gracias a ellas se levantaron los soldados que dormían en sus habitaciones designadas del cuartel.
Por todo el edificio se escuchaban los gruñidos de cansancio provenientes de varias de las personas de allí, pues a nadie le gustaba ser despertado por una alarma que les rompiera los tímpanos.
El joven Loud despertó, y se levantó de su cama mientras frotaba sus ojos, camino hacia el baño y se dio una ducha rápida, después de eso se vistió lo más rápido posible, con su ropa característica del ejército.
Se puso su collar en donde tenía su placa de identificación, metió a un bolsillo su cartilla donde tenía su credencial, y en el otro metió su pequeña libreta, junto con un lapicero cuyo tamaño era lo suficientemente reducido como para entrar en su bolsillo.
Se miró en el espejo, y cuando vio que ya estaba listo, abrió la puerta de su cuarto.
Antes de salir de su habitación, miró hacia su escritorio, en donde se encontraba la carta que su amigo escribió para el, sonrió, lo más alegre que pudo, y cerro la puerta del cuarto detrás de el.
Mientras caminaba hacia la cafetería, saludaba a quienes pudiera, trataba de mostrarse firme y alegre ante los adultos, pero por dentro estaba realmente cansado.
Milagrosamente, al llegar allá, pudo encontrarse a todos sus familiares, al parecer ellos se levantaron antes que el.
Mientras comían siempre hablaban de lo que esperaban que sucediera en el día. Esto mientras comían comida que, si bien no tenía el mejor sabor, le habían agarrado un cierto nivel de cariño.
Mientras comían escucharon por los altavoces un aviso.
–Atención, miembros del último escuadrón Tierra, se requiere de su presencia en el despacho del comandante a las 12 horas del día–
–¿No es ese tu escuadrón?, unidad fraternal– Preguntó Lisa al joven.
–Si, me pregunto para que nos llaman–
–Lo sabrás al ir, hermano, así que prepárate para lo que sea– Complemento Lynn.
Todos se limitaron a comer, cada quien debía de seguir con sus propios labores.
Apenas acabo de comer, el chico salió a los campos de entrenamiento, allí, se puso al día algunos de sus demás compañeros, ya sean adultos, o personas de su edad.
También le gustaba ver llegar a los nuevos reclutas, trataba de ayudarles a asentarse en sus habitaciones y de acostumbrarse a los horarios.
Aparte de que le daba algo de gracia ver a los jóvenes bajar tímidamente de los transportes.
Llegadas las 12:00
Lincoln se encontraba caminando con algo de preocupación hacia donde se encontraba la oficina del hombre al mando.
No sabía que esperar, aprendió aquello desde hace tiempo. Pues ese hombre era siempre alguien inesperado.
Abrió la puerta con duda, y se adentro en la habitación con una ligera agitación.
Allí, se encontró de frente con el comandante sentado en su escritorio, y observó como los demás soldados estaban repartidos por todo el lugar.
Algunos sentados, otros de pie, mientras se apoyaban de espalda contra la pared.
–Soldado Loud, gracias por acompañarnos, tomé algún lugar, pues todavía hay que esperar a los demás–
El hombre habló con su profunda voz, y el albino se limitó a asentir con la cabeza para después situarse al lado de un compañero.
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Tiempos difíciles
ActionEstados Unidos es un país reconocido por sus diferentes conflictos entre organizaciones criminales. Hoy en día son tiempos difíciles para el ejército estadounidense, y reclutarán a cualquier individuo que les pueda ser de ayuda. Hombres, mujeres, jó...