Capítulo 8

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Fue una mañana algo incómoda, para qué mentir. Ambos sintieron un torbellino de cosas que tuvieron que calmar cada uno por su cuenta en toda la noche.

Hyunjin se despertó al escuchar el ruido de la puerta de entrada al cerrarse y no había nadie al lado suyo.

“Se fue…”

El rubio miró su móvil y se asombró de las 20 llamadas perdidas que tenía de Félix y de la hora que era.

Como CEO no debía de llegar tarde a su puesto de trabajo, pues tenía que dar ejemplo a los demás, así que fue a la cocina a coger algo de picoteo cuando se fijó que en la mesa que se ubicaba enfrente de la puerta encontró  un desayuno que le preparó el castaño y de la nota que le dejó.

— Aish… Minho… — El primer ruborizado del día.

Cuando Hyunjin acabó de desayunar, se vistió, cogió las llaves que el mayor le dejó en la entrada, cerró la puerta y se dirigió a su empresa esperando y rezando que Félix no le riñera por su impuntualidad.

— ¡Hombre, mirad quién llegó! - Dijo Felix en un tono sarcástico - pensaba que no llegaría nunca o que el w.c lo tragó…

— ¡Felix! No bromees, nunca llegué tarde.

— Si por nunca te refieres a que hoy sí llegaste tarde…

— ¿Sabes que el que tú tengas un puesto aquí depende de mí?

— Aish… alguien se levantó con el pie izquierdo…

Flashback.

Deja vu.

Como lo quieras llamar.

Aquella frase le recordó a Minho, al día de ayer, y no quería recordar el día de ayer por el momento final.

La guinda del pastel.

Segundo ruborizado del día.

— ¡Ya vale!

— ¿Hyunjin? Acaso estás… ¿Sonrojado? ¿Por qué?

— ¡Ya Felix, no estoy sonrojado, no seas entrometido! ¿Te llegó algún correo recientemente?

— Sí, ayer por la tarde me llegó un correo de una tal Park Anne pidiendo que por favor no le demandaras por unas cuantas razones, pero lo eliminé porque pensé que era spam… ¿Acaso no lo era? ¿Se puede saber en qué jaleo te metiste ahora?

— Responde a ese correo diciendo que YP no demandará a Invictus Moon, que tienen mi palabra, y de paso traeme un café a mi despacho y ven a ayudarme.

Y así fue. Felix obedeció en todo lo que decía y pasaron una mañana tranquila.

Anocheció y, como hace 24 horas, Hyunjin fue a la casa del castaño.

El rubio tocó a la puerta pero nadie abrió ni se escuchaba ninguna voz, hasta que un Minho borracho y con la corbata rodeando su pelo se le acercó por detrás y dejó caer su cabeza en el hombro del menor.

Break the rules | hyunhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora