Lo hicieron.
Realmente lo hicieron.
“¿Y ahora qué?” era la duda que le rondaba por la cabeza de Hyunjin.
No quería sonar ansioso o facilón por lo que esa duda de momento permanecía en su cabeza… hasta que el menor lo preguntó.
— Hyunjinnie… ¿ahora qué somos?
— Voy un momento al aseo… Minho…
Necesitaba aclararse consigo mismo porque no podía permitirse hacerle daño.
Otra vez no.
Se supone que todo al igual que empieza acaba por algo…
Claro que sin amor no existe todo lo demás, el amor es lo que mueve diariamente a levantarnos de la cama y a simplemente vivir.
Cuando uno no vive no ama, cuando uno no ama, no vive, es simple.
Pero no podría permitirse ahora menos que nunca descuidarse aunque fuera un mínimo en su trabajo para el amor.
La empresa de Hyunjin está en números rojos y de perderlo no tendría absolutamente nada.
Esto ya era un dilema de orgullo versus amor, pues desde que el rubio era joven sus padres le dijeron que no iba a poder ser CEO, cosa que sí iba a poder hacer su hermano mayor.
Su hermano era la única persona que confiaba en Hyunjinny por eso le cedió el ser CEO de la compañía, y él se fue a Estados Unidos a trabajar como CEO en otra empresa.
Un fuerte ruido y un portazo fue lo que hizo que la mente del menor volviera a la realidad y rápidamente salió del aseo.
No estaba.
Minho no estaba.
Su móvil estaba en la habitación, su cartera y su maleta también, pero su ropa y él no.
