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—Q-Quiero quedarme...

Y si Chan pudiera permitirse poner una tienda de campaña con el nido del Omega allí mismo, lo haría sin dudarlo, pero en un parque público lleno de personas y animales, es imposible conceder tal deseo. Él se estaba matando con su Alfa por hacer algo correcto para el embarazado y el mismo dormitaba boca arriba en el césped húmedo, con su pancita cubierta con una mantita y sus manitas sosteniendo el brazo de su Alfa.

Eran un choque visual para todo el que presenciara a la pareja, no solo por el contraste de sus estaturas tan marcado, sino porque la mayoría atina a ponerle adjetivos despectivos al gestante que agacha la cabeza cada que ve a alguien juzgarlo por la mirada. Chan trata de no prestarle atención a esas personas, busca rápidamente la atención de su bonito lobito para recordarle lo hermoso que se ve con una pancita de cuatro meses, trata por todos los medios posibles sacarle ideas erróneas de esa cabecita tan confusa que mezcla la realidad con las cosas hirientes que la gente le lanza.

—Es-Estoy enamorado de Chan... —de sus labios salieron aquellas palabras, como un suave suspiro que tomó la atención del aludido en cuestión de segundos.

Sus castaños cabellos se movían levemente por las brisas frías que le llegaban, y sus luceritos estaban cerrados, su rostro reluciente estaba en paz y sumido en la relajación aflojó el agarre que tenía atrapado al Alfa. El mismo sonrió, acarició la tersa y morenita piel de su pareja con delicadeza, éste se ajustó a su caricia.

—Chan también está enamorado de ti, bonito... —le recordó besando su frente, en sus labios rojos se asomó una sonrisa tímida y el tinte tiñó de rojo sus mejillas gorditas.

Tal vez su amor sea infantil y algunas veces lleguen a ser muy melosos, pero solo ellos saben cuán difícil ha sido para el menor ser plenamente feliz junto al otro, complementar un corazón con tantas heridas no ha sido una tarea sencilla pero el Alfa sabe cuán satisfactorio ha sido curar algo tan bonito y valioso. Recuperar lo que alguna vez fue el Omega y remendar lazos destrozados, crear en él una seguridad firme fue complicado, pero no imposible.

—Innie quiere que-que Channie cuide mucho de-de nuestros cachorros...

En el pecho del azabache floreció el deslumbrante sentimiento que solo Jeongin podía provocar en él, con poquitas palabras tiraba de un hilo que descubría sensaciones únicas y verdaderas.

—Cuidaré de ellos tanto como te cuido a ti, nuestra familia será la más hermosa de todas y seremos el pilar que sostenga dos bellos cachorros -Soltó una risilla, sus labios se posaron sobre los contrarios, las yemas de los deditos del morenito acariciaron su nuca para que no se separara.

Chan tenía en sus manos lo más preciado que la vida había puesto en su camino. Terco, llorón y mimado, fuera como fuera, lo amaba. No importaba cuantas veces sacrificara su sueño, si su pequeño quería madrugada de películas con gomitas de azúcar, él estaría con él hasta que sus ojitos se cerraran. Ya acostumbrados a estar todo el día en compañía era difícil salir de la cama sin que el castañito le esté pisando los talones, ir a la cocina suponía que el Omega arrastrase una manta sobre sus hombros para seguirle el rastro.

El mayor no estaba inconforme con ello, Jeongin ya no depende tanto del nido para estar bien y eso es un avance, antes desconfiaba del Alfa y sus cachorros eran lo más importante, estar con ellos a solas era mejor, sin el aroma de su pareja estaba bien y verle unos minutos al día no era algo catastrófico —para el Alfa sí—, abrir nuevamente su confianza hacia él fue complicado, pero una vez comprobó que los cuidaría y protegería tanto como él, le dejó camino libre.

Y se daba el lujo de ser mimado de aquella forma, de que, si quería besitos o una superficie para dormir, le tenía a él. Si buscaba a un Chan más íntimo con su persona le encontraba fácilmente, si simplemente se decantaba por hablar para trabajar su avance, Chan le escuchaba atentamente.

—¿Es malo que te quiera tanto? —Chan preguntó, tras abrir sus ojos, los orbes avellanos ya indagaban en su expresión con cautela—. En un pasado llegué a hacerte tanto daño, quiero creer que me he ganado tu perdón de forma limpia, que hayas olvidado esos sucesos...

—¿N-No sería distorsionar nuestra historia? —quitó el aliento de sus pulmones—. ¿Q-Quitar eso no sería pintar todo de rosa cuando en realidad no fue así? Te en-enamoraste de mí después de todo, t-te costó verme con otros ojos...

—¿Y si quiero cambiarla? —inquirió refiriéndose a las preguntas hechas tras sus propias preguntas—. Me avergüenzo de todo eso, me hiere saber que en algún punto de nuestra historia tu corazón se partiera por mi culpa, que hayas llegado a casa llorando por cosas que yo hice y causé...

Jeongin relamió sus labios.

—Y-Yo te amaba igual...

—Jeongin...

—Hi-Hicieras lo que hicieras, m-mi corazón y alma te amaban...

—Eso no justifica que me hayas perdonado, así como así, debiste recalcarme una y otra vez mis errores, debiste hacerme ver que eras mi media luna...

—¿Piensas así? —cuestionó, en sus ojos brilló el sentimiento, ese tan devastador— Perdonarte antes o después nos llevaría a lo mismo, y-yo ya no quería sufrir...

Confesó, sus pulgares acariciaron su nuca suavemente, recordar todo aquello le ponía sensible, dañaba de cierta forma a su lobo.

—Lo siento tanto...

—N-No entiendo el punto para sacar esto al aire, estamos esperando dos cachorros, te-tenemos lo necesario para hacernos cargo de ellos, ¿por-porqué querrías hablar de esto ahora?

Chan se alzó de hombros, detalló los labios del castaño, recuerda haberlos conocido llenos de grietas y heridas, sin color y desgastados, en su ojo izquierdo yacía un parche y su habla no se comparaba ni de cerca con el avance que hay ahora en él.

—¿Crees... crees que, cambiando cosas del pasado, me-me habrías amado igual? -Frente a él, logró capturar el momento justo cuando sus luceros tomaron una apariencia apagada y débil—. Juzga por ti mismo, si yo no te hubiera perdonado, ¿ha-habrías luchado por conseguir mi-mi perdón?

—Claro que sí —musitó inmediatamente, Jeongin sonrió de lado, sus luceros apartándose perezosamente de los contrarios.

—Y-Yo no lo creo así... —tras esa sonrisa nerviosa se escondía una mueca de dolor, tras aquellas palabras cientos de momentos en los que se derrumbó—. Tal... tal vez no estés al corriente de ello, pero-pero eras una persona muy rígida e impenetrable, no podía permitirme... n-no podía permitirme rechazarte, te... te habría perdido...

—Je-Jeongin...

—Dejémoslo aquí, necesito descansar...

—Dejémoslo aquí, necesito descansar

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Whiny Baby Noises² ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora