Whiny Baby Noises² ☘ ChanIn

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—¿Puedo pasar a verle? Necesito...

—Señor Bang —frenó grotesca, tomando su sien con molestia, más bien masticando sus próximas palabras—. No conozco sus problemas internos de su relación con mi paciente, pero le aseguro que sus cachorros no conocerán el mundo si algo así vuelve a suceder —aquello fue duro, Chan sintió sus palabras como balas incrustándose en su pecho—. No recibieron alimento alguno por días, los síntomas fueron fuertes y aun así el señor Yang no atendió sus necesidades, tuvo una amenaza de aborto.

Como si con palabras hubiera petrificado el cuerpo del Alfa, le vio sin compasión alguna, cansada de tratar con su paciente quien a su parecer tenía problemas adversos al embarazo. Realmente no le importaba si Jeongin sufría de trastornos psicológicos, pero era preocupante ver la magnitud de estos y cómo afectaban a su paciente. Chan no parpadeó, olvidó respirar.

—Quiero que comprenda la gravedad del asunto. Si no mejora en dos semanas, será trasladado a cuidados intensivos hasta que llegue el día del parto, creo haberles advertido esto a principios del embarazo.

Viéndole sin soltar su posición de médico, la matrona colocó una mano en su hombro, no apaciguaba su mirada abrasadora, pero trataba ser comprendida en aquel caso tan difícil.

—No se sabe con exactitud las magnitudes de sus malestares, pero dé por hecho que su Omega pasó unas horas muy difíciles y llenas de dolor, es por eso que no puedo dejarle pasar... Sé que para usted ahora mismo sea primordial verle, pero tenemos en nuestras manos librarle de cualquier secuela que aún ronde cerca de él. Vaya a casa, el señor Yang estará en cuidados estos días...

[5 días después. 8 meses de embarazo]

Cuando la puerta se abrió las cortinas se menearon suavemente, a ráfagas cortas fue llegando el cautivador aroma y pese a la poca luz en la pequeña sala, se le pudo ver dormitar como un lindo ángel. Había cables en sus bracitos y estaba tapado hasta el pecho, en su carita calmada podía ver ojeras prominentes, su vientre enorme se hacía resaltar entre las sábanas y cuando dio pasos, fue testigo de cómo sus lobos se reencontraban.

Sonrió apenas, su corazón latente fue reparándose al verle después de tanto para él, ese bonito Omega se veía cansado y con energías contadas, su expresión calmada por el descanso no era la que perduraba a lo largo del día, no quería pensar en las siguientes semanas. Jeongin había sido fuerte todos los meses anteriores, había experimentado cosas buenas y desgraciadamente conoció el peor miedo de su vida unos días atrás, sintió su vida venirse abajo y dejó de pensar en Chan, solo imaginaba a sus cachorros, solo los quería tener entre sus brazos y cuando fue consciente de lo que pudo haber ocurrido, tuvo que enfrentarse a nuevos temores.

Chan acarició sus mejillas, había perdido peso, rozó sus cabellos rizados, palpó suavemente su vientre, le analizó con cuidado, casi admirándole.

—Te amo tanto, lobito mío... —pronunció con voz dulce, queriendo decírselo también cuando estuviera despierto.

Pero no podía, de hecho, aún no podía pasar en ese momento, siendo muy temprano por la mañana, el Omega dormía plácidamente por la hora. Siendo otras horas se habría despertado desde que escuchó la puerta chirriar.

—Voy a cuidarte desde fuera, voy a estar todos los días... —musitó en susurros, acariciando con palabras al lobito juguetón de su Omega—. Te juro que estaré aquí cuando me dejen pasar, estaré aquí siempre, te lo prometí, ¿recuerdas?

Un suspiro abandonó sus labios antes de tomar la iniciativa y acercarse un poco más a su amado, ordenando sus cabellos, viéndole con amor, llenando sus pulmones con su rico aroma a bizcocho, haciendo que sus lobos fueran felices por minutos antes de separarse otra vez. Plenitud, Chan encontró la paz al momento de besar su mejilla derecha.

—Prometo amarte siempre, no me importa si tengo que hacer sacrificios... eres lo más importante que tengo, siempre lo serás...