Whiny Baby Noises² ☘ ChanIn

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Para el quinto mes de gestación en el departamento se hacían cambios importantes y decisivos, tanto para los mayores como para los cachorritos que vienen al mundo. Como era de esperarse al ser demasiado claro, Jeongin no quiso que las cunas estuvieran en una habitación aparte por nada del mundo, quería que sus pequeñitos estuvieran cerca de él en todo momento y más en sus primeros meses.

Chan no tuvo problema con ello, se encargó minuciosamente de rellenar la habitación que sería destinada a sus retoños, está algo retirada, pero es la más grande después de la suya, es espaciosa y con mucha iluminación por lo que Jeongin dijo que sería la mejor opción para que los cachorros tuvieran su espacio cuando fueran más mayores.

Por el momento se decantaron por dar capas de pintura y elegir armarios complementarios como las cómodas o los cambiadores, el color elegido fue el amarillo y Jeongin no pudo resistirse a pedir repisas para colocar peluches, se añadieron a las paredes y él mismo fue poniendo peluches de diferentes tamaños.

Pero el castañito no quería salir de su nido ese fin de semana, Chan estaba ocupado con su trabajo y encerrado en la oficina dejó a su pareja solito en el nido. Por lo que a él respecta, entiende que no puede tomar todo su tiempo y energía, que debe de trabajar de vez en cuando. Y normalmente lo hacía cuando él dormía o descansaba, cuando no quería su compañía, se escabullía a su oficina hasta que el Omega se asomaba.

Alguna vez entró a la sala y se adueñó del Alfa mientras el mayor trabajaba, sentado y acurrucado en su regazo le veía concentrado en sus cosas, aun así, proponía temas de conversación y le mantenía entretenido. Apenas unas horas antes el Omega disfrutaba de su calor y sus caricias en su vientre abultado, pasando un ratito agradable, pero cometió el error de dormirse pues el Alfa huyó a su zona de trabajo.

Y ahora hacía morritos al aire mientras tocaba su vientre juguetón, sus cachorros eran muy inactivos por el día entero, sin moverse apenas. Por las noches y madrugadas empezaban a hacerse hueco en su pancita, sus patadas hacían elevaciones. Chan se emocionaba viéndole dormir mientras en su vientre sus cachorros jugaban, tocaba por dónde se asomaban y dejaba besitos por su morenita piel.

—"Quédense quietos, duele, no lastimen a papá" —decía en su mente viendo al techo de la habitación, toqueteando su pancita.

Un gruñido se escapó de sus belfos, él mismo se sorprendió por la corta acción que raramente realizaba, cierto era que no le hacía falta gruñir para mostrar su enfado, además de que en su raza era únicamente utilizado para defender a los cachorros. Algo perplejo quiso dejar pasar aquello por alto, pero uno de sus retoños no dejó que eso sucediera, puede que haya sido casualidad pero le sacó el aire de una patada.

—Uhhh, más—más cuidado... —murmuró, frunciendo su ceño, tomó el aire perdido e intentó por segunda vez acomodarse en el nido, sus manitas gorditas tomaron los extremos del gran edredón pero no le dio tiempo a pasarlo por su cuerpo para acurrucarse.

Una segunda patada o un posible estiramiento de alguno de los bebés le hizo lloriquear.

No estaba acostumbrado al movimiento de ambos a la vez, era una ráfaga de dolores que traía como consecuencia a un Omega llorón y quejumbroso, no sabía sobrellevar aquello de la mejor manera y sin compañía le era un tanto más complicado.

Sin un lazo de amor que se lograba a través de la mordida y que los unía ante la luna, hacer llamados o transmitir emociones era prácticamente imposible, no contaban con telepatía como para lograrlo y su Omega estaba asustado por la falta de una mordida en su cuello.

No eran bonitas de realizar pero contaba el significado y protección que ésta traería si la tuviera.

—A-Ahg... —susurró manitas gorditas se posaron en la parte más inferior de su vientre, logrando a penas cesar a uno de ellos por breves segundos, resultante de su inesperada prohibición a uno de ellos tuvo al otro sacándole el aire, por su piel sobresalieron las manitas o piecitos del pequeño y en su rostro se hicieron presentes las lágrimas gruesas.