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Chan sentía que la circulación de su brazo derecho había dejado de drenar sangre, el Omega castañito y quejumbroso se adhería a él con fuerza, negándose rotundamente a soltarlo o bajar la guardia. Habían descubierto su vientre y dejaba salir tímidos gruñidos a la matrona que preparaba lo que se utilizaría, la joven no le prestaba demasiada atención y se centraba en no ponerle más nervioso o hacer preguntas que le molestasen.

Más bien todas esas cuestiones que iban para el Omega se desviaban al Alfa que le cuidaba, respondiendo con tranquilidad.

Aun así, desde que llegaron hasta ahora Jeongin no se ha despegado del azabache.

—¿Lleva bien las náuseas? —preguntó la matrona y Chan tomó la palabra rápidamente.

—Son incontrolables en las madrugadas, pero puede con ello —el castaño bufó.

Un bote blanco semejante a un tubo de pasta dental fue presentado a Jeongin y él mismo ladeó la cabeza indagando en lo que era y para lo que se utilizaba.

Mucho tiempo a hacer preguntas no tuvo, el mayor afianzó sus manos para que no se asustara e intentó distraerle en lo que aplicaban el gel sobre la extensión morenita de su vientre, pero antes de que pudiese decir una sola palabra, la matrona se adelantó presionando sin mucha fuerza algunas partes de la pancita elevada.

—El posible que no contemos con un solo cachorro, tenemos dos presiones distintas en sitios claves y es probable que sean por dos fetos diferentes —Chan abrió sus ojos más de lo que se podía, bajó la mirada al castañito y éste mantenía su ceño fruncido vigilando a la joven que le atendía.

—¿Có-Cómo dice? ¿Do-Dos? ¿En un embarazo? ¿Así como así?

La profesional rio leve ante el bombardeo de preguntas.

—Vamos a confirmarlo —espetó y el Alfa perdía poco a poquito la pigmentación de su rostro, aflojando el agarre que tenía sobre las manitas gorditas de su Omega.

Mientras que el castaño movía sus piecitos, divertido, ignorándolo. No es que supiera lo que la matrona le dijo, sino que tenía ese instinto que le hacía cuidar de más a su cachorro y buscaba mucho más tiempo para él, también dejaba que Chan durmiera con él por las noches y que le abrazara a modo de cubrir su vientre al completo, protegiendo más al cachorro.

Así que tenía sus sospechas.

Colocaron el aparato en la piel húmeda del gestante, moviéndolo sobre ésta y presionando un poco para poder tener una imagen más clara, Jeongin no distinguía nada y se esforzaba en darle forma a aquella mancha blanca en el fondo negro, pero no lograba comprenderla.

Chan seguía en su fase final de shock parpadeando repetidas veces y enfocando la pantalla frente a ellos, él sí encontró algo en las imágenes, pero su Omega tiraba de su chaqueta incómodo, pidiendo con la mirada que parara ya. Hacían presión sobre su bebé y le ponía de los nervios que fuera él único que estaba mal con aquella cita.

—Channie...

—Aquí tenemos al primero y más abajo tenemos al segundo -Apuntó, el aparato re dirigiéndose al costado, Jeongin jadeo de dolor enseguida.

—Ya-Ya, Chan d-dile que pare —suplicó jaloneando al Alfa, pero él no podía interrumpir, debían revisar a los cachorros y que todo estuviera bien.

—Innie, aguanta un poco, ¿sí? Van a ver a los cachorros un poco y...

—Me quiero ir —sentenció, sus manitas apartando a la matrona y arrinconándose en la camilla—. E-Estás haciéndome daño...

Chan atrapó el cuerpecito de su Omega y buscó comprensión en la joven, sabía que no era lo correcto intervenir, pero tampoco podía obligar al castaño a hacer algo que, para él, era perjudicial para sus cachorros. Parte de su naturaleza controlaba sus acciones y se negaba a seguir exponiendo a sus bebés de esa forma.

—¿Seguro que no quieres verlos? —volvió a preguntar, comprendiendo que no podría volver a colocar el aparato en el vientre de su paciente ni mucho menos entretenerle por más tiempo.

Fue similar en su primera cita, con el castaño escondido detrás del Alfa reacio a mostrarse.

—¿Está bien que lo dejemos aquí? —tomó la iniciativa de preguntar, con una toalla limpiando la pancita de su pareja. Jeongin sin embargo estaba con una mirada filosa sobre la pobre matrona.

Le respondió con una sonrisa, guardando el material utilizado.

—He visto suficiente, además, me has dicho que tiene una buena alimentación y no parece cansado, lo que significa que está llevando un embarazo en buenas condiciones —asintió satisfecha—. Se ve que sus instintos son más agudos de lo que parece, por lo que debes hacer una ronda de vigilancia más a menudo. Muchos Omegas se toman muy a pecho rutinas no tan saludables y deterioran el embarazo.

—Jeongin duerme mucho, pero salimos por las tardes a caminar, desayuna muy temprano y evitamos el azúcar y alimentos grasos.

—No es del todo malo que consuma cosas dulces, los alimentos grasos pueden ser de ayuda para que gane peso y los bebés tengan más protección —añadió, anotando toda la información recibida—. Si no tienen más dudas o consultas, nos vemos en dos meses y medio.

—Y-Yo no voy a volver, no, no.

Y el Omega bajó de la camilla molesto, pilló al Alfa de salida y desapareció de la vista de su matrona.

Y el Omega bajó de la camilla molesto, pilló al Alfa de salida y desapareció de la vista de su matrona

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