—Tienes que ser paciente, bro. Llegará pronto; ella nos prometió que vendría.
—No puedo evitarlo, Ron.
En cierto modo, era verdad. Las manos de Harry sudaban y su corazón latía con fuerza. Un presentimiento extraño inundaba su pecho, una sensación de que algo significativo estaba a punto de suceder, aunque no entendía del todo por qué lo sentía.
El timbre de la puerta sonó, llamando la atención de los jóvenes sentados en el sofá. Impacientes, se levantaron casi al unísono y fueron rápidamente a abrir.
—¡Hermione! —gritaron en coro.
—Hola, chicos, ¿listos para irnos?
—¡Sí! —respondieron de nuevo al unísono—. ¿Dónde está? —interpeló Ron emocionado.
Harry hizo una nota mental para darle un sape a su amigo más tarde. Ese día asistirían a una fiesta a la que los habían invitado por el novio de Hermione, a quien aún no conocían. Harry se preguntaba cómo ella había conseguido un novio, considerando que era alguien que solía tener la cabeza metida en los libros. Sin embargo, les había contado que conoció a su pareja en la biblioteca hace seis meses y que empezaron a salir formalmente hace tres.
A pesar de sus intentos, ninguno de ellos había tenido la oportunidad de conocerlo; cada vez que podían verse, mágicamente el novio no estaba disponible. Al principio, eso les parecía extraño, pero pronto entendieron que él estaba ocupado con sus estudios para convertirse en medimago, mientras que Harry y Ron se preparaban para ser aurores, y Hermione se dedicaba a estudiar política. Las dos facultades estaban prácticamente juntas en la universidad de Hogwarts, mientras que la de medimagia quedaba un poco más lejos, casi al otro lado del campus.
—Ahí, en el coche —dijo Hermione, señalando un Bugatti. Harry, al percibir su gesto, salió totalmente de sus pensamientos.
—Dime que te refieres al coche de la calle de enfrente, no al Bugatti de casi 1,500,000 galeones.
—Me refiero exactamente a ese Bugatti.
Hermione sonreía con orgullo al hablar del auto de su novio, visiblemente emocionada por finalmente presentarlos. Harry nunca había visto un Bugatti en persona. Podría permitírselo, después de todo tenía dinero, pero su padre jamás le permitiría gastar su fortuna en algo así. El auto era impresionante, con los vidrios polarizados levantados, por lo que Hermione tuvo que dar pequeños toques a la ventanilla para que el conductor bajara y se presentara.
—Ustedes deben ser los amigos de Hermione; yo soy Malfoy, Draco Malfoy.
Cuando Harry conectó miradas con el novio de su amiga, sintió un fuerte golpe en el corazón: era el chico que veía a menudo bajo el sauce en Las Tres Escobas. La sonrisa que mantenía se desvaneció de inmediato, dando paso a una expresión de sorpresa. Tenía una actitud altiva, lo que le impresionó, pero lo que realmente lo impactaba era la gran sonrisa que lucía en su rostro, mientras lo miraba directamente. Ron, que ya estaba alucinado, lo observaba fijamente. Draco les tendió la mano, y Harry sabía que lo que esperaba era un apretón. Su padre siempre le había dicho que los nobles prudentes saludan de esa manera: era una señal de confianza y sentido común; podías calificar a alguien por la fuerza de su apretón. Harry lo hizo con firmeza, mientras que Ron apenas lo apretó. No sabía qué impresión estaba dejando su amigo en contraste con él. Draco lo miraba directamente, dedicándole una sonrisa tranquila que hacía acelerar su corazón y daba un vuelco a su estómago. Esas sensaciones no eran nuevas; las sentía cada vez que lo veía en Las Tres Escobas.
—Vamos, súbanse al coche; llegaremos tarde —solicitó Malfoy, mientras el grupo de amigos se acomodaba en el auto. Ron entró primero, luego Harry, y por último, Hermione se subió para que Draco pudiera tomar el volante.
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La tercera en Discordia - DRARRY
FanfictionHarry es un adolescente como cualquier otro, pero hay un secreto oculto en lo profundo de su corazón. Nunca se ha enamorado, o al menos eso cree, hasta que un día su vida da un giro inesperado al conocer a Draco Malfoy, el novio de su mejor amiga. E...