CAPÍTULO 16

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Han pasado dos días desde que Harry llegó a casa, todo va muy bien en su vida incluso su padre está de vuelta en el trabajo aunque no ha salido de la oficina, él lo identifico como un avance y es que solo tenían que esperar para que se armara de valor y fuera detrás de Regulus.

Harry iba a salir con Ron y Ginny, los hermanos lo iban a recoger en el auto de su padre para ir al callejón diagon, después de todo faltaba dos días para navidad y a él le faltaban dos regalos. La bocina sonó y él bajo inmediatamente.

—Gracias por llevarme

—No hay de que, después de todo a nosotros también nos falta un regalo.

—Habla por ti – se defendió Ron – yo ya tengo todos, solo te llevo porque mama me obligo.

Harry rio en carcajada por la pelea de los hermanos, en el camino Ginny les cuenta cómo es estar en un equipo profesional de quidditch.

—Oigan chicos – los jóvenes la miraron fijamente mientras atraía su atención. —Su amigo del otro día, Draco, ¿sigue soltero?

La parada repentina que hizo Ron sobresaltó a sus dos compañeros de viaje. Logró desviar la atención de Harry de la idea de matar al joven Weasley.

—Ni se te ocurra meterte con ese tipo – Harry estaba confundido por la amenaza de Ron, aunque no entendía por qué, estaba seguro de que no estaba enamorado de Draco y, de hecho, ni siquiera le caía bien.

—No quiero salir con él – se defendió – maldito loco por decir eso casi me matas.

—¿entonces porque...? – indagó Harry ignorando completamente la pelea de los hermanos.

—Solo quería saber cuándo harás publica tu relación con él.

El comentario dejo estáticos a ambos jóvenes, un silencio sepulcral se había formado.

—¿Dije algo malo?

El resto del camino fue muy silencioso para las tres personas, todos con un problema diferente en la cabeza, Ginny culpándose por hablar de más, Ron enojado por su amigo, él sabe que mantener toda la relación en secreto le lastimaba mientras que Harry seguía con la demanda de su amiga en la mente. Calculando los pros y los contras de hacer pública su relación.

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—¿Qué te parece si vamos a comer? ¿Eh? —sugirió Sirius, sus ojos brillaban con una mezcla de entusiasmo y preocupación.

—No, Sirius, tengo mucho trabajo atrasado —contestó James, la irritación pesando en cada palabra. Su voz era áspera, y sus ojos, enrojecidos, revelaban la tensión que llevaba consigo.

—Prongs, pienso que... —intentó empezar Remus, pero James lo interrumpió.

—¡Piensas nada, Moony! Debo terminar esto —dijo, su tono cortante hacía que la atmósfera se volviera aún más densa.

Sirius y Remus intercambiaron miradas preocupadas. La frustración de James se desbordaba, y el ambiente se tornaba incómodo.

—En vez de desquitar tu enojo con nosotros y el departamento, deberías ir a buscar a Regulus —sugirió Sirius, la voz un poco más suave, como un intento de ofrecer una salida.

—No desquito mi enojo con nadie —replicó James, cruzando los brazos con tal fuerza que parecía querer encerrarse en sí mismo—. Es más, ni enojo tengo.

—¿En serio? Porque hace unos minutos el practicante salió llorando de tu oficina —remarcó Remus, arqueando una ceja, los brazos cruzados en un gesto de desafío.

La tercera en Discordia - DRARRYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora