Capítulo 15

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23 de febrero, 2018
Córdoba, Argentina

"A Dalia le dolía el estómago de la risa. Al fin todos coincidieron y volvieron al bar donde se había formado aquel grupo en año nuevo. Habían agregado un sector con unos asientos tipo sofás bastante cómodos y atípicos en un lugar así, pero tenía la finalidad de ser un espacio para tener conversaciones más cómodas.

Ya era bastante tarde, estaban sentados contándose anecdotas y hablando de diversas cosas. Había pasado el tiempo de la euforia del principio, Cuti la había sacado a bailar a Dalia, quien al fin aceptó para que no haya nada pendiente entre ellos, aunque una canción se convirtió en dos y luego en tres... hasta que ambos se habían dado cuenta de que en ningún momento habían cambiado de pareja y nadie había dicho nada. Dalia pensó que el toque de alcohol la había envalentonado, y él, estando completamente sobrio, no perdió la oportunidad.

Cristian era un chico que le encantaba el contacto físico, algo a lo que Dalia ya se había acostumbrado y por eso no le pareció raro que mientras ella estaba escuchando a Juan hablar tenía a Cuti apoyado atrás del respaldo haciéndole leves masajes en los hombros, con la atención puesta en su amigo también.

—Pero y... ¡Ay boludo! —se quejó ella cuando iba a hablar y justo Cuti había apretado un poco de más —horribles tus masajes.

—Qué debilucha —murmuró pero suavizó su tacto.

—¿Qué decías? —preguntó Juan.

—Iba a preguntarte si ya estabas listo para irte, o sea abandonar el país es un cambio fuerte y más a esta edad —continuó Dalia ya que él estaba hablando acerca de que a la primera oferta de otro club se iba.

—Y... —pensó un rato Juan —yo creo que sí.

—Sería difícil en el momento, —comentó Tobi —pero en realidad ese es el sueño de cualquier futbolista, ir a algún club donde pueda lucirse.

—Además —siguió Juan, —ponele que mañana te dicen listo nos vamos para... no sé Europa, todo pago, ¿no te irías? —Dalia no tuvo que pensar mucho y sintió que las manos cerca de sus hombros se detuvieron.

—No —contestó riéndose un poco. —O sea mi caso es muy distinto al de ustedes, yo estudio acá, tengo objetivos... académicos, por así decirlo, que tengo que cumplir acá. A lo que voy es que no sería fácil para mí. No podría decidirlo tan rápido.

—Tiene sentido —apoyó Fran —es cuestión de tener sueños distintos.

—Claro, eso mismo —Dalia palmeó dos veces la mano de Cuti quieta en su hombro, para que empezara otra vez con el masaje.

Después de una hora, cuando el bar estaba casi vacío todos salieron del lugar y se despidieron entre ellos. Cuti ni siquiera le preguntó a Dalia, solo la rodeó con el brazo de costado y ambos fueron hasta su auto para que la pudiera llevar a casa.

—El otro día dejaste la gorra negra en casa, —le dijo ella —me olvidé de traértela hoy.

—No pasa nada —respondió maniobrando con el volante. —Te la regalo.

—¿Por qué? —Dalia lo miró algo confundida pero sonriendo.

—¿Tiene que haber una razón para todo, Li? —la miró de reojo levantando una ceja.

—En realidad sí.

—Porque quiero regalártela, cuando te la pusiste te quedó bien —dijo finalmente.

Hits Different | Cuti RomeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora