Capítulo 23

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21 de diciembre, 2022
Londres, Inglaterra

El timbre resonó en todo el departamento y Dalia se paró del sillón para caminar descalza, sin hacer ruido, hacia la puerta.

Insistieron con tres ligeros golpes.

-Li, decime que estás ahí por favor.

Dalia se detuvo a un metro de la entrada y su cuerpo se congeló al escuchar la voz de Cristian del otro lado. Parpadeó varias veces, tratando de asegurarse de que estaba despierta y que no se había quedado dormida usando el celular o algo por el estilo.

Agarró la llave de la pared y la puso en la cerradura, a ese punto su cuerpo estaba funcionando por cuenta propia y ni siquiera se detuvo a pensar en qué le diría.

Apenas abrió la puerta y miró hacia arriba. Cristian tenía en el rostro una mezcla de preocupación y alivio al verla. Su pecho subía y bajaba, ella dedujo que había subido los cinco pisos por las escaleras.

-Viniste -murmuró por lo bajo, casi para sí misma.

-Me llamaste -él no sacó la mirada de sus ojos a pesar de que Dalia decidió mirar para cualquier lado en vez de sus pupilas. Tenía un ramo de rosas en la mano.

Ella se pasó la mano por la frente y luego se cruzó de brazos, aún sin abrir por completo la entrada o invitarlo a pasar. Primero quería asegurarse a qué había ido exactamente, no quería ilusionarse.

-Fue un accidente -mintió parcialmente casi por inercia, es decir, había tenido la oportunidad de colgar al instante, pero no lo hizo. Cuti asintió ligeramente y Dalia decidió controlar su lengua, no era el mejor momento para construir un muro alrededor de ella por más de que quisiera.

Tenía la esperanza de que terminara bien pero también estaba asustada porque era consciente de que podía autosabotearse.

-Fue justo cuando estaba en la caravana, sino te hubiera contestado -explicó. -Si te soy sincero no solo quería escuchar tu voz, sino que necesitaba verte. Por eso no te devolví la llamada... no me acordaba si te ibas hoy o mañana, vine lo más rápido que pude -dijo después de un suspiro, señal de que ya podía controlar su respiración.

Ni bien Cuti había llegado al predio de la AFA en helicóptero, metió lo necesario en un bolso mientras Licha y Moli lo ayudaron a conseguir el vuelo más pronto hacia Londres. La valija con el resto de sus cosas llegaría al día siguiente, Lisandro le había dicho que él se encargaba de eso.

-Li... perdoname -empezó a decir sin perder tiempo -fui yo el que se adelantó a terminar la conversación hace unos días. Dejé que mi enojo... mis celos -agregó un poco más bajo, avergonzado -nublaran mi cabeza. Todo fue inesperado y no supe como manejarlo.

-También lo fue para mí, me enteré unos minutos antes que vos.

-Ya sé, -asintió y el reflejo de una sonrisa apareció -es que tenía planeado pedirte que fueras mi novia allá en Argentina pero cuando dijiste que teníamos vidas separadas te pedí en ese momento porque quería hacerte saber que para mí no era así, -Dalia volvió a mirar los ojos oscuros de Cuti -no quería que fuera de esa manera y pensé que te lo había demostrado en los últimos días. Es verdad que cada uno tiene su vida hecha en países distintos pero la posta es que me tenés tan enamorado que me hace querer intentarlo.

Ella apretó la manija de la puerta al escuchar lo último. Jamás podría dudar de aquellas palabras por la forma en la que la estaba mirando.

-Fui un pelotudo, pero espero que no sea tarde para decirte que también te amo Dalia, -ella sintió una sensación agradable en el estómago y una caricia en el corazón. Él no estaba sonriendo, pero su voz era dulce y sincera -creo que empecé a hacerlo desde ese verano y ya sé que pasaron cosas en el medio pero siempre supiste como estar en mi cabeza en los momentos que menos esperaba. ¿Entendés por qué no quiero perderte?

Hits Different | Cuti RomeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora