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Han pasado dos años desde que Naruto Uzumaki tomó la difícil decisión de separarse del equipo 7 y embarcarse en una nueva etapa de su entrenamiento. Con su determinación inquebrantable y su sed insaciable de crecimiento, Naruto se sumergió de lleno en el estudio del kenjutsu, bajo la tutela de Yugao Uzuki, una talentosa espadachina y anbu personal de la hokage.

Con su cabello más largo ondeando al viento, Naruto pasaba interminables horas practicando las técnicas de manejo de espada, perfeccionando su postura y equilibrio, y aprendiendo a ejecutar movimientos fluidos y precisos. Bajo la guía experta de Yugao, Naruto se sumergió en un mundo de disciplina, donde cada corte y parada tenía un propósito específico. La determinación ardiente de Naruto se reflejaba en su mirada mientras dedicaba su cuerpo y alma al dominio de esta forma de combate.

Sin embargo, el entrenamiento con Yugao no fue la única faceta en la búsqueda de Naruto para alcanzar nuevas alturas. Paralelamente, se dedicó a un entrenamiento intenso de tortura y resistencia con Anko Mitarashi, una kunoichi conocida por su crueldad y conocimientos en técnicas de interrogación. Naruto estaba decidido a desarrollar una fuerza de voluntad inquebrantable y superar sus límites físicos y mentales.

Los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses, y Naruto perseveraba en su esfuerzo constante por mejorar. Mientras entrenaba con Anko, soportaba pruebas y pruebas de tortura física y mental, superando cada desafío con determinación implacable. A medida que su cuerpo se fortalecía, también lo hacía su espíritu. La voluntad indomable de Naruto comenzaba a brillar, y en cada herida y cicatriz se encontraba una prueba superada y una lección aprendida.

Pero el entrenamiento físico no era lo único en lo que Naruto se enfocaba durante esos dos años. Con una determinación incansable, también se sumergió en el estudio de los rollos de jutsus que pertenecieron a su padre, Minato Namikaze, el Cuarto Hokage. Con cada página que leía, Naruto descubría nuevos secretos y técnicas ocultas que ampliaban su conocimiento y comprensión de los ninjutsus. A través de la meticulosa lectura, la ayuda del kyubi y la práctica, Naruto comenzó a forjar un camino propio mientras honraba el legado de su padre.

Con el paso del tiempo, Naruto se convirtió en un guerrero formidable, tanto en habilidades físicas como en conocimientos técnicos. Su destreza en el kenjutsu le otorgaba una fluidez en el combate cuerpo a cuerpo, mientras que su resistencia y fuerza de voluntad, cultivadas a través del entrenamiento con Anko, le proporcionaban una determinación inquebrantable.

El mundo ninja esperaba ansioso el regreso de Naruto Uzumaki, quien, durante esos dos años de intenso entrenamiento, había evolucionado y madurado en todas las facetas de su ser. Su separación del equipo 7 fue un sacrificio necesario para su crecimiento personal.

Naruto: muchas gracias por entrenarme, Yugao San, Sádica san.-dijo el rubio haciendo una reverencia-.

Anko: te dije que me llames por mi nombre mocoso.-dijo inflando los mofletes y poniendo una cara tierna-.

Naruto: realmente te vez diferente cuando haces rabietas de niñas, nadie pensaría que con esa cara que pones, puedes usar las más raras y dolorosas torturas jamás antes vistas.-dijo para hacercarce a su bolsa ninja y sacar un dango para anko-.

Anko: Dango!! Gracias foxy-kun

Yugao: no tienes que agradecer, fue un honor entrenarte por estos 2 años naruto-san y poder entregar mis conocimientos del kenjutsu.

Naruto: espero poder seguir entrenando con ustedes en algún momento, pero ya se cumplieron 2 años y en cualquier momento Tsunade-sama me volvera a citar junto a el equipo 7.-dijo mientras se ponía su chaqueta negra con rojo y caminaba en camino a la salida del bosque de la muerte-.Adios espero nos volvamos a ver pronto.

El Sendero del RenacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora