Capitulo 1

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Durante varios días, Adam había estado recolectando componentes electrónicos que encontraba de dispositivos desechados en la parte trasera de su edificio, conservando las piezas en mejores condiciones para sus propias creaciones. Tenía cinco años y a diferencia de otros niños, esta era su forma de divertirse, después de todo, no podía darse el lujo de simplemente pedirle a su mamá que le comprara un par de juguetes.

La economía estaba en decadencia y la crisis ambiental dentro de Pangea empeoraba a cada segundo. En aquel momento, Adam y su madre vivían en Milán, 850 kilómetros al sur de París.

Adam estaba en el callejón como todos los días, desarmando aparatos viejos en busca de componentes cuando encuentra una televisión de último modelo y en condiciones excelentes, como recién salida de la fábrica. Su rostro refleja felicidad, pues sabía que esa televisión le daría un buen dinero. Después de revisar por unos minutos, solo encuentra que el cable de energía estaba cortado. Tenía varios repuestos en su cuarto, por lo que podría repararla.

Adam es sacado de sus pensamientos por la voz de su madre proveniente de un pequeño altavoz ubicado en el cuello del chaleco de Adam

–¡Adam hora de subir! ¡Ya está anocheciendo!

–¡Mami encontré una televisión!- exclamó Adam con entusiasmo

–¡Wow!-dijo María- déjala ahí y sube

–¡Pero la puedo reparar!

María suelta un suspiro al aire, quedando en completo silencio por unos pocos segundos que para Adam parecieron ser horas

–¿Mamá?- dijo extrañado

–Bien, súbela ¡Pero es la última cosa que subes!

–¡Si!

Adam toma la televisión con algo de trabajo y camina hasta un pequeño elevador de servicio, una vez dentro del elevador este presiona el botón del piso 43, el ascensor comienza a subir rápidamente, llegando al piso indicado en 30 segundos.

La puerta del departamento se abre y Adam entra rápidamente tratando de no arrastrar la televisión mientras su madre lo observa desde la cocina

–¿Necesitas que te ayude?

–¡N-no! –exclamó con esfuerzo –¡Y-yo puedo solito!

–Bueno –dijo María con una risa ahogada y gentil –pon la televisión en la sala y vente a cenar

Adam deja la televisión con cuidado en la alfombra de la sala y corre hasta la cocina donde le esperaban un plato de cereal y una fruta.

–¡Cereaaal! ¡Que bieeeen! –exclamó con felicidad.

María observa a Adam comer el cereal con una sonrisa gentil reflejada en su pequeño rostro lo que la hace sentir orgullosa. Estos últimos días habían sido difíciles para ella, era la cuarta vez que recortan el sueldo en su trabajo y solo era cuestión de tiempo para que comenzaran a recortar el personal, pero, el ver la sonrisa alegre de su hijo la impulsaba a seguir adelante

–Adam come más despacio o te vas a atragantar –dijo entre risas

–¡Es que está delicioso! –exclamó aún con el cereal en la boca

María suelta una pequeña risa mientras le acaricia el pelo a Adam, el momento es interrumpido por el sonido del timbre

–¿Quién viene a esta hora? –dijo viendo su reloj que marcaba las 7:25 de la noche

María camina hasta la cámara del timbre encontrándose con Ron, un hombre de pelo grisáceo, ojos azul claro, apenas se abre la puerta este entra desesperado empujando ligeramente a María

Powers: GenesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora