Capítulo 3

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La luz de una luxemburgo nocturna se adentra suavemente en la habitación a través del delgado cristal empañado de la ventana iluminando ligeramente el fino rostro de una chica con unos hermosos ojos verde esmeralda que brillan entre la penumbra. Incapaz de dormir, Amber mantiene su mirada fija en el techo blanco de su habitación mientras juega inconscientemente con su cabello, sus pensamientos vagos fluyen por su cabeza sin parar. Harta del insomnio, cubrió su rostro con ambas manos y gruñó

–Solo quiero dormir –Se dijo a sí misma y se giró hacia el costado mirando hacia la ventana empañada, suspiró, su vida dió un vuelco inesperado aquel día, era como si todos sus sueños y metas se hubieran desvanecido de un segundo a otro. La oscuridad de la habitación era acompañada por la sensación de soledad dentro de ella, abrazó la almohada en posición fetal y cerró los ojos con fuerza logrando conciliar el sueño a los pocos minutos.

Al día siguiente la alarma sonó a las 5 de la mañana. Amber se levantó de golpe, se vistió con ropa casual, tomó su maleta que había dejado preparada anoche y vistió su abrigo color gris hasta los tobillos. Al salir de su habitación se dirigió silenciosamente al cuarto de Kyle, su hermano pequeño, quien dormía plácidamente en su pequeña cama, se acercó hasta él logrando apenas vislumbrar su fina cabellera castaña.

Amber tragó con dificultad

Irse al ejército implicaba abandonar lo que más apreciaba en el mundo "No puedo dejarlo" pensó mientras desliza su mano a través del fino cabello del pequeño. Sus ojos se empañaron y su garganta se anudó –Volveré Kyle –Susurró con dificultad –Lo prometo

Depositó un dulce y delicado beso en la frente de su pequeño hermano, recobró la postura y salió.

Una vez en la calle, Amber paró firmemente al borde de la acera, dirigió la mirada hacia la derecha observando las altas farolas en la acera adentrarse en la espesa niebla, lo mismo en la dirección opuesta. Encogió los hombros y apretó sus manos dentro de los bolsillos de su abrigo, un temblor recorrió todo su cuerpo desde la nuca hasta sus piés y soltó un tembloroso suspiro acompañado de vapor debido a la diferencia de temperatura. Ansiosa se desliza sobre la planta de sus pies al ritmo de la música acústica de sus audífonos.

A los pocos minutos un intenso silbido resonó de detrás de la niebla rebotando en las paredes grisáceas de los edificios, Amber dirigió la mirada a su derecha cuando empezaron a volverse presentes un par de luces blancas, un par de segundos después un auto de lujo del año, de carrocería blanca con acabado deportivo y líneas azules en los costados pasó a toda velocidad flotando sobre el concreto y desapareciendo en la distancia. Aquel suceso le extrañó un poco, pues no era común en lo absoluto ver autos de ese tipo por la zona.

Casi dos minutos después el camión militar color gris metálico y con el logotipo de Pangea en el costado. Que consiste en el mapa del país en miniatura rodeado de nueve estrellas y con un par de ramas de olivo en la parte inferior. El vehículo se posó justo frente a ella y la puerta se abrió mostrando a un señor regordete, vistiendo una camisa blanca con el mismo logotipo en el hombro

–¿Amber Becker? –Le preguntó

Amber vaciló –Si. Soy yo

–Sube, nos quedan 3 horas de camino

Amber miró hacia el edificio residencial por última vez, respiró profundo y subió por el escalón antirresbalante del transporte, caminó por el estrecho pasillo al costado del conductor y se detuvo justo antes de los asientos. Paseó su vista por cada uno de los lugares, pasando primero por Thomas y su hermano gemelo, a quien solo conocía de vista. Después pasó por Sarah quien mantenía la mirada perdida por la ventana y por último observó a Barin. Quien, a diferencia de los demás, dormía plácidamente con la cabeza recargada en la ventanilla y los pies extendidos sobre el resto del asiento.

Powers: GenesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora