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— ¡Ya voy! ¡Ya voy!, carajo — susurró la rubia por lo bajo, haciendo un nudo a su bata y tratando de no perder sus pantuflas con diseño de perrito en el camino.

Era jueves por la mañana, muy temprano para ser vacaciones hay que aclarar, la chica se había levantado al baño luego de un sueño un tanto extraño y mientras regresaba a trompicones a su cuarto, el timbre comenzó a sonar con insistencia.

Alcanzando a agarrar su bata color menta, se cubrió para ir a atender, a pesar de ser invierno, MinJeong no podía dormir con mucha ropa y sus pijamas solían ser algo (bastante) cortos, nada apropiados para responder a un llamado del timbre.

Fastidiada por la insistencia de la persona, tomó las llaves y abrió de una forma un tanto brusca, apenas recibiendo la molesta resolana en los ojos y viendo muy de cerca a quien se había atrevido a irrumpir sus sueños.

— Buenos días.

— Oh cielos — la rubia cerró la puerta de una vez al ver de quién se trataba.

Se apoyó en la madera y suspiró con los ojos abiertos, su corazón se agitó y sintió que volvía de la muerte, ¿Qué diablos hacia ella ahí? ¿Acaso no había entendido el mensaje? No quería verla, no estaba lista.

— Gracias, ¡también me alegra verte!

Oyó su voz desde afuera, sabía que la terca muchacha no se iría hasta hablar con ella, y por más que deseara correr y ocultarse bajo sus mantas, JiMin se quedaría en su entrada hasta que la dejara entrar. Resignada y nerviosa, soltó un enorme suspiró y abrió de nueva cuenta.

La miró unos momentos, la mayor llevaba una camisa ajustada al cuerpo, pantalones negros y zapatos de vestir tipo Oxford. Los dos primeros botones sin prender le regalaron una exclusiva vista de sus blancas clavículas y las mangas perfectamente dobladas sobre los antebrazos, dejaron expuestas sus pequeñas venas marcadas en la piel.

JiMin sonrió, sus mejillas se elevaron y sus pómulos se ocultaron bajo el levemente desalineado cabello, los ojos le brillaron con una chispa juguetona a la vez que extendía un bonito ramo de flores hacia ella.

— No, no estoy lista — soltó sin pensar y quiso cerrar otra vez, pero una risa burlona y la punta de un zapato detuvieron su acto.

Yoo se invitó sola a entrar, sabiendo muy bien que la chica menor no la dejaría pasar, se le notaba hecha un manojo de nervios, un terriblemente desastre matutino.

— Qué haces en mi casa.

Dijo con notable molestia la menor, cerrando la puerta y poniendo las flores en una mesa.

— Vine para hablar contigo.

— ¿De verdad? ¿Y creíste que hoy sería el mejor momento? No ha pasado ni un día.

rich man. ♡̶  winrina [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora