Instrucciones | Jarry | {Adaptación}

01. "El primer regalo"

"Bebé: ¡Qué alegría que llegues a nuestra vida! Eres un terremoto de felicidad. Anoche soñé que te tenía en mis brazos mientras Papi nos cantaba. Tu Mami"

Harry abrió los ojos lentamente, el sonido del despertador se hacía presente y la luz que entraba por la ventana invadía la habitación. De haber sido otra la situación, ya estaría pidiendo cinco minutos más para despertarse dos horas más tarde y darse cuenta que ha faltado al trabajo. Pero no, ahora todo cambiaba. Apagó el despertador, agradezcamos que no lo haya tirado, estirándose un poco a través de mi figura. Me había quedado a dormir en su casa, en su habitación, en su cama individual.

Llevó su mano por debajo de las sábanas y la dejó en mi estómago. Dos test de embarazo y un análisis de sangre dejaban en evidencia que una personita de casi cuatro semanas de vida habitaba en mi cuerpo. Posó sus labios en mi cuello y plantó un beso allí. En cuanto salió de la cama me encargue de estirarme y ocupar toda su anchura. Harry caminó con pasos lentos hasta el baño para higienizarse, volvió a su habitación, se vistió con su pantalón pitillo y una camisa a rayas. Se agachó y dejó un beso en mi frente.

-Hay que levantarse, pequeñaja... -Si no fuera por el nuevo miembro ya me abría arrastrado por toda la casa, él amaba despertarse con mi mal humor. -Me tengo que ir a trabajar. -Y acomodó su cara entre mi cuello y mi cabeza porque no quería separarse de mí. Dejó por unos segundos que su aire choque con mi piel y retiró la sábana, depositó unos cuantos besos en mi vientre. -¿Hay alguien ahí? ¿Le decimos a mami que desayune conmigo así papi no es el único idiota despierto?

-Me haces cosquillas con tu barba... -Me pasé las manos por los ojos que se negaban a abrirse y bostecé. Harry se sentó en el pequeño lugarcito que le dejaba.

-¡Buenos días , cariño!

-Hola bebé. -Fue todo lo que pude contestar. Acaricie sus rizos y Harry se acercó para besar con dulzura mi boca por un ratito. Pasó un brazo por debajo de mis piernas y otro por mi espalda. Así a upa bajamos las escaleras riendo y me sentó en una banqueta alta de la cocina.

-Veo que estais de buen humor. -Anne, la madre de Harry revolvía su café con leche. Le sonreí, los únicos que sabiamos la noticia éramos nosotros dos.

-¿Y papá? -No lo veía por ningún lado.

-Ya se ha ido hace rato, ha dicho que no te va a esperar más. -Y Perrie, su hermana y mi amiga, soltó una risita con los ojos cerrados por el sueño.

-¡Bueno! Ni que fueran las doce de la noche. -Se mordió el labio.

-Tiene razón Hazz -Y que lo llame de esa forma provocó que me de un besito. -Tienes que ser un poco más considerado con tu padre que te dio el trabajo -Anne y Perrie asentían porque estaban de acuerdo.

-Perdoname, estoy desayunando a esta hora porque alguien -y lo pronunció fuerte. -no se quería despertar.

-Perdona, eres tú el que tiene que trabajar yo tenía todo el derecho del mundo a seguir durmiendo.

-Perdoname, hace más de cuatro años que eres mi novia, en cualquier momento podemos tener una familia y tú eres la que me tiene que acompañar en el desayuno. -Me guiñó el ojo y sonreí porque ese momento iba a llegar más pronto de lo que pensaban los demás. Igualmente le di un beso porque amaba que él quiera pasar momentos conmigo.

Harry tenía veinticuatro años, sólo le quedaban seis asignaturas para graduarse de contador público y hace tres meses que trabajaba como auditor del banco del que su padre era dueño. Planeaba seguir trabajando allí hasta tener el título en la mano o en su defecto en un marco colgado en su habitación, luego se independizaría de su familia. Yo era una flamante futura madre de veintidós años, igual que Perrie, pero no es menor el hecho de que me quedaban dos años para tener el título de profesora de Matemáticas -los números son la pasión de ambos-, aunque con el embarazo tenía en cuenta que el tiempo de estudio se iba a alargar. Trabajaba como tutora en el mismo colegio al que iba de pequeña y ya me habían prometido un puesto.