10. "El arte de ser madre"

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Cómo ser mamá:
1) Despertarse a la noche para cuidar de tus hijos.
2) Mantener el hogar y cuidar de tus hijos.
3) Ser mujer y cuidar de tus hijos.
4) Ser amiga y cuidar de tus hijos.
5) Ser esposa y cuidar de tus hijos.

Abrí los ojos por el ruido ensordecedor que atravesaba el Baby-Call. Me apuré a apagarlo y mire el despertador. Tres y cuarto de la madrugada. Giré para la izquierda y dejé un beso en la espalda de aquel hombre que amaba tanto.

Caminé con los ojos cerrados hacia la habitación situada frente a la nuestra. Sonreí cuando Hayley calmó su llanto con tan sólo verme. Era una Loquita, como decía su padre.

Le cambié los pañales y el pijama porque se había ensuciado un poquito. Fui con ella hasta el salón y me acomodé en el sillón sentada como indio, me baje la tirita del camisón y reí cuando mi hija atajó apurada el pezón. Hice malabares para alcanzar el control remoto, puse un canal de dibujitos a volumen mínimo. No quería que Harry se despierte, tenía que trabajar y estudiar, había días en los que llegaba demasiado cansado. Me compenetré en la pantalla por unos veinte minutos mientras palmeaba el culo de mi hija, cada tanto la miraba y sonreía al verla cerrando y abriendo sus ojitos, somnolienta. Volví a acostarla en su cuna rosa princesa y me quedé otro ratito esperando por si se despertaba.

A las cuatro y media me escabullí entre las sábanas, bostecé un par de veces, y me abracé a la espalda de mi novio para encontrar otra vez el sueño.

A las siete y media volví a despertarme con Hayley a mi lado. Ella se despertaba para despedirse de su padre y él la acostaba en la cama grande para que, cuando abra los ojos, me la encuentre lista para ser alimentada de nuevo.

Desayuné con mi hija en brazos mientras charlábamos. No, Hayley todavía no habla pero sus balbuceos me matan. Era precioso ver sus gestos mientras le contaba lo que íbamos a hacer en el día, ella me entendía.

-Tú cuentame, Pezza. Yo te escucho. -Mi amiga y cuñada me vino a visitar en el momento de baño de mi hija. Decidí matar dos pájaros de un tiro y que ella me hable mientras jugaba con Hayley en el agua.

-Nada... me ha pedido salir, ya sabes -Hablaba de Zayn, obvio. -Le dije que no.

-¿Por qué? Si ya está todo bien entre él y Harry. -Y con una mano sostenía la cabecita de la beba mientras la otra se ocupaba de fregarle el cuerpito.

-¡Sí! Pero el idiota todavía no dejó a Lorena. Yo no pienso ser la segunda de nadie. ¡Y menos si la primera es esa estúpida! ¿O no? -Pero se lo preguntaba a su sobrina que estaba atenta mirándola.

-Tienes razón. ¿Pero le has dicho que corte con ella?

-Yo le dije que no iba a ser la segunda, quiero pensar que entendió a qué me refería. -Me reí.

-Sé que me voy a arrepentir de lo que te voy a decir... -Retiré a Hayley de la bañaderita rosa y la sequé con su toalla del mismo color. -Pero... estaría bien ver a Lorena cornuda ¿O no? Te jodio mucho la vida la idiota esa, ahora que se aguante.

-Es verdad. -Ahora me seguía hasta la habitación para vestirla. -Total, en todo caso la culpa sería de Zayn. - Sonrió con malicia. -¡Ay! Muero por verle la cara de cornuda. ¡Después te paso una foto!

A Perrie la despedí en una esquina, ella se iba a estudiar y yo empujaba el cochecito de la beba -ese que había elegido Luchito- rumbo al almacén. Había que comprar comida y pañales. ¡Qué combinación! Sonreía a cada persona que hacía un comentario empalagoso con respecto a mi hija mientras miraba los tomates, compraba algo de carne y algún zumo de manzana. El preferido de Harry. En octubre, empezaba a hacer calor otra vez y todavía no sabía si protegerla o no a Hayley de los rayos de sol, por eso buscaba la sombra para caminar. Fede, el hijo del verdulero, se ofreció a llevarme las bolsas hasta mi casa. Un amor, obvio que le agradecí y le dejé algo de propina, aunque él se haya negado tres veces lo obligué a que acepte.

Intentaba preparar las pechugas con un solo brazo, en el otro tenía a la nena que lloraba si la dejaba dos segundos en la cuna.

-¿Qué haces aquí? -Le di un beso y él le dio uno a su hija. -¿No fuiste a la universidad? -Harry me sorprendió a las dos de la tarde.

-Me siento mal. -Apoyé mis labios en su frente.

-Tienes fiebre. ¿Quieres irte a la cama? -Asintió y dejó otro beso a la beba.

Me ocupé de hacer dormir a la gorda, cosa que costó un poco, estaba muy inquieta ese día, busqué un antifebril e ingresé a nuestra habitación.

-Toma, esto te va a hacer bien. -Le di la pastilla y un vaso de agua. -Sacate la ropa, Harry, estás hirviendo. Ahora vuelvo. -Regresé con un recipiente, agua fría y un paño.

-El calzoncillo me lo dejé por si las moscas. -Reímos, el sentido del humor no lo había perdido.

-A ver... -Escurría el paño y lo apoyaba en su frente.

-Esto lo hacía mi madre cuando era chiquito.

-Si... los remedios caseros son mejores que cualquier aspirina.

-Y tú eres mejor mamá que la mía. -Me mordí el labio.

-Me parece que estás más vivo que tu hija. Tú quédate así... yo me voy a bañar.

-¿Me vas a dejar así, todo pachucho?

-¡Chito, la boca! Los enfermos no se pueden quejar.

Una ducha rápida, una depilación de piernas rápida, una pasada de cremas por el cuerpo rápido. Salí del baño envuelta en toallas y me asusté al no ver a Harry en la cama. Me vestí, rápido, entorné la puerta y lo vi sentado en el sofá con nuestra hija en las piernas.

-¿Se te pasó la fiebre? -Caminé descalza por el pasillo que conducía al salón. Él giró la cabeza para verme.

-No... necesitaba mimos. Y como tú me has dejado colgado, le pedí a la Loquita que me los haga. ¿O no que Mami no me quiso hacer mimitos? -Apoyó su mejilla contra la de ella y me miraron los dos.

-Eres un tonto. -Me reí y le mordí la mejilla de Hayley. Llevó a la beba al cuarto y yo me recosté sobre el sillón para perderme en la película, cuando volvió se tiró de golpe arriba mio.

-¿Me haces mimos? - Y lo acomodé en mi pecho para peinarle sus rizos y seguir compenetrándome en la pantalla.

-¿Qué pasa? -Porque notaba que su nariz viajaba por el largo de mi cuerpo.

-Me gusta el olor de tu piel. -Volví a mirar hacia la tele.

-¡Hazz! ¡Para un poco! -Me reí porque ya estaba levantando mi camiseta y tocando mis pechos, esos que estaban doblemente hinchados por el embarazo.

-Dejame... estas preciosa. -Y su boca ya recorría mi cuello. Yo no podía contener la risa.

-¡Harry! -Golpeaba un poquito su espalda para que reaccione.

-Mmm. -No había caso.

-Yo sé que quieres pero no podemos. -Ahí cayó a la tierra.

-¿Por qué?

-La cuarentena, gordo. Llevamos sólo veintitrés días.

-¿Qué es eso? -Todavía estoy descifrando si su cara es de no entender o de asco.

-Después del embarazo, por cuarenta días no podemos tener sexo.

-¡Jade... falte al exámen de Economía para que me digas esto! -Largué una carcajada.

Ser mamá es el arte de ser niñera, mujer, amiga, ama de casa y esposa.

N/A: Pobre Harry , a dos velas , eso te pasa por hacer cosas sucias hace 9 meses ahora te jodes (en realidad te quiero)
Dedicado con especial amor a @summersdness porque si , porque es muy cute y porque la adoro.
Selley xx.

Instrucciones | Jarry | {Adaptación}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora