Capítulo 5

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Ahí estábamos todos, con los nervios de punta y las palpitaciones de nuestros corazones en la garganta.

Carlos seguía en la azotea de aquel edificio al cruzar la calle. Y la verdad era que las personas de abajo ya se estaban disipando.

Esto era una cuestión de tiempo. Carlos debía saltar en tan solo unos segundos o no lo lograría... ya luego no tendría oportunidad.

Lian y Justin haciéndole señas para que saltase.

—Tenemos que seguir adelante. Hay un edificio más que debemos saltar antes de que la aglomeración de gente en las calles se disipe. —Dice mi papá a los demás. Sam, Jaxon y Wesley son los primeros en saltar al tercer edificio. Estos llegando con bien. —Llévense a Austin hasta el siguiente punto, necesita ayuda urgente. —Señala con la cabeza el próximo edificio a su izquierda. Los chicos asienten.

—Por favor, vigila que crucen. —Dice Lian colocándose a Austin en la espalda para luego pegar un salto muy largo y llegar a la otra azotea en un santiamén. Lian era un hombre lobo bastante fuerte, la verdad.

Justin salta tras el chico exitosamente también.

—Cuando agarre a Carlos frente a mí va a ver. —Refunfuña mi papá entre dientes mientras le mira y le hace señas para que saltase.

—Ya lo hará. —Asiento. —Yo sé que lo hará. —Miro a Carlos y le sonrío. Éste se me queda viendo con una expresión de temor en el rostro.

Me le quedo viendo y noto como Carlos mira nuevamente hacia abajo en la cornisa y se hecha unos cuantos pasos hacia atrás.

—¿Por qué mira hacia abajo? Esa es una de las reglas universales de la vida... no mirar abajo cuando se está en alturas. —Mi papá se lleva las manos a la cabeza, desesperado.

—No, espera. —Poso la mano izquierda sobre el antebrazo de mi padre. Éste se queda en silencio y escucho como las palpitaciones de Carlos se ralentizan, lo que significa solo una cosa....

Que saltaría.

En ése momento, veo como Carlos comienza a correr a toda prisa mientras Cristal se aferra a su cuerpo con fuerza. Al llegar al borde del edificio, el chico salta y yo los veo tal película de televisión... en cámara lenta.

De pronto, veo como el salto no a sido suficiente como para llegar, por lo que éste cae muy cerca y logra sujetarse de la corniza de la azotea.

Inmediatamente mi papá y yo le tomamos uno por cada brazo e intentamos halarle.

La calle ya casi vacía abajo. Los encapuchados aún pendientes de las personas que quedaban y merodeaban el lugar.

—¡No me suelten! —Dice nervioso, Cristal se muerde los labios para no gritar del miedo.

El peso de los dos era demasiado para mí en estas condiciones. No creo que podía aguantar mucho más haciendo este tipo de fuerzas, menos cuando tenía que soportar el peso de ambos.

—¡Cristal, sube! ¡No podemos con los dos! —Mi papá sujeta a Carlos con una mano mientras que con la otra intenta llegar hasta Cristal para tomarla.

Veo como la chica extiende su brazo hacia mi padre. Éste intentando llegar a donde ella.

—¡No alcanzo! —Murmura mi papá entre dientes mientras noto como gotas de sudor comenzaban a bajarle por la frente.

—¡Solo un poco más papá! —Siento como mi cuerpo se va consumiendo de poco a poco al continuar gastando las pocas energías que me quedaban.

—¡Ya casi! —Dice extendiendo su mano lo más que puede hasta que al fin sus dedos y los de Cristal hacen contacto. Mi papá la hala con fuerza haciendo que ésta lograse tomar la cornisa y subir.

Aramis Wolfrahan © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora