no comparto lo mío

Parte 8

- ¿Cuál servicio? -preguntó Lisa soltando a Momo otra vez, pero esta vez se cayó en el sillón. —¡UPS! Lo siento —murmuró Lisa al verla tirada al sillón.

-Lisa, bonita, no te preocupes, sí, porque tantas caídas de verdad perderé la cabeza —habló Momo mientras se intentaba parar—. Sabe que, mejor ayúdame y ¿dónde dormiré yo?
-Dormirás en mi cuarto, para que estés cómodo- respondió Lisa.

-Sí, sí, así tú me cuidas, pero yo pateo eso, no te-

-No, yo no dormiré contigo- habló Lisa rápidamente.

-¿Ah, no? Pero, ¿por qué? Yo no muerdo, pero si quieres no hay problema con eso -respondió Momo juguetona porque le gustaba hacer sonrojar a Lisa. Las mejillas de Lisa estaban rojas, lo que decía Momo no era nada decente para ella, pero escucharlas le hacía recordar a Jennie, ya que ella era así de desvergonzada con ella.

-Pero mira nada más, lisa bonita, te sonrojas fácilmente, eras tan inocente y eso me gusta jajajá, pero ¿qué hacías tú en ese bar, tú no eres de ir ahí, ¿verdad? - Lisa negó repetidas veces: - Lo supuse, como verás, estoy pasada de copas, Lisa, y verte así me calienta mucho, será mejor que duerma, Lisa, pero ayúdame como una vez ni pararme puedo, pero por favor no me vayas a tirarme al piso. - Rogó Momo

Momo estaba mareada y se le dificultaba caminar y más aún subir las escaleras. Lisa no sabía si Momo se iba a bañar, pero si se iba a bañar como lo haría, ella no le iba a ayudar, le daba mucha pena, pero dejarla sola tampoco era buena idea, pero mientras ingresaban con alegría en su cuarto porque ya llegaron, a Lisa se le fue la sonrisa al ver en su cama acostada a esa persona que no quería ver y terminó soltando en el suelo a una pobre Momo que ya ni quejarse quería, así que decidió dormir ahí tirada.

-Tú... tú qué haces aquí, tú no deberías estar aquí -murmuró Lisa nerviosa, al ver a jennie acercarse mientras le miraba fijamente con esos ojos oscuros que siempre le miraban cuando estaba molesta, y eso le daba miedo.

- Dime, lisa, te divertirás acaso, porque al parecer sí y mucho - hablaba Jennie mirando a Momo tirada en el piso.

--Jennie, ¿qué haces aquí? - volvió a preguntar Lisa.

-Tú sabes perfectamente qué hago aquí, Lili, y no pienso moverme. Después de que me hayas dejado tirada ahí y tú te hayas ido con tus amiguitas, ¿cómo te atreves a hacerme eso, manoban? Respóndeme, ¡no te quedes callada! —gritó muy estérica Jennie asustando a Lisa.

Lisa estaba asustada, pero se tranquilizó para no llorar. No entiende por qué Jennie está así. Ella no debería dar ninguna explicación, aunque eso le hace feliz porque significaría que Jennie aún siente algo por ella, pero no quería ilusionarse y decaer otra vez.

-Jennie, yo lo siento, mejor mañana hablamos - respondió Lisa.

- ¡¡What!! Ja, ja, ja. Estás de bromas, verdad, yo me voy a dormir en la cama. Te espero ya esa, vótala por ahí—respondió una jennie molesta.

-pero tú ya no duermes conm..migo- Antes de terminar, un grito interrumpió a la pobre lisa, que saltó del susto.

- ¡¡QUE HIBAS A DECIR LALISA!!- gritó jennie mientras se acercaba peligrosamente.

—Yo... quiero que te vayas, jennie, porfavor-— suplicó Lisa mirándola.

Jennie le dolió verla así, pero a ella le dolió más verla irse con otras y más cuando trajo a una extraña borracha y peor aún le estaba llevando a su cuarto, así que ella no iba a dejarla sola ahí sabiendo que Lisa es muy inocente.

—-No, y no me voy a ir, lisa, no te voy a dejar sola, me echaré aquí - habló Jennie mientras se acostaba en la cama de Lisa.

Lisa no entendía por qué jennie simplemente no se iba, acaso no se daba cuenta de que le lastimaba, porque no se fue como esa vez que le terminó y le dejó llorando, porque no se iba. Ella era muy débil para votarla y gritarla, ella no. Es capaz de eso porque aún le ama. Con ese mismo dolor, se fue rápidamente a otra habitación con las ganas de llorar, pero decidió recordar todo lo que pasó esa noche con Yuna, Nayeon, lo muy bien que lo pasó bailando y cómo conoció a Momo.

-¡¡Momo!!-gritó Lisa, recordando a la pobre Momo que le dejó tirada ahí en el piso de su cuarto.

Lisa corrió y lentamente caminó hasta la puerta, y la tomó de las piernas y le jaló suavemente hasta llegar al cuarto de los invitados. Le acostó ahí y le dejó que descansara. Miró muy detenidamente el rostro de la dormida miró sus facciones, su nariz, boca, sus ojos descansar, le parecía muy bonita y delicadamente posó su mano en su rostro y le acarició, era muy suave su piel.

- ¿Te diviertes, Lisa?