𝐏𝐫𝐨́𝐥𝐨𝐠𝐨.

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Seis semillas de granada.

Seis meses pasarás en la tierra.

Con tu presencia la vegetación abundara, llenando los prados con sus hermosos tonos verdes, las floreces florecerán deslumbrando a todos con su variedad y distintos olores, hipnotizando a algunos; el sol resplandecera contagiando la alegría de tu presencia al mundo, la vida en sí predominara.

Pero, la otra mitad del año te irás.

Las plantas se secaran dejando los lugares secos, las flores se marchitaran pintandose de tonos cafés y sus pétalos caeran, el sol se esconderá dando paso a largas noches y el frío a su compañía; y la vida descansará.

Primavera e invierno.

Contradictorios, en muchos sentidos.

Mientras uno otorgaba, el otro quitaba.

Chūya le enviaba incontables regalos a Dazai.

Y Dazai los guardaba para siempre.

Vida y muerte en pocas palabras.

La vida daba tanto tiempo como pudiese, más cuando se acababa y daba paso a la muerte, esta misma los dejaba existir por la eternidad en un distinto plano.

Y la muerte daba la justicia que la vida no podía otorgar.

Eso era lo que ellos representaban.

Cuando Chūya estaba con Kōyō la vida en la tierra se establecía, sin embargo, cuando llegaba su tiempo de ir al Inframundo la vida se trasladaba al reino de los muertos, este mismo florecía en una hermosa manera.

Porque Chūya era la felicidad de su Kōyō.

Pero también era la vida y el amor de Dazai.

























Pero también era la vida y el amor de Dazai

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𝐒𝐞𝐢̄𝐬 𝐒𝐞𝐦𝐢𝐥𝐥𝐚𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora