Lanzó otra piedra al agua, fabricando círculos en el líquido con su impacto; competía contra si mismo por qué piedra llegaba más lejos que la otra. Era una forma de alejar su enojo y liberar tensiones, seguía molesto con el hecho de que su madre lo haya dejado fuera de tan importante reunión.
——“Ni istis listi” —Imito una voz aguda y chillona, simulando ser la de su madre, mientras, lanzaba otra piedra al agua. Esperaba que las ninfas que andaban jugando en la maleza no lo escucharán y fueran con el chisme a Kōyō —. Protección, protección, protección. Eso es todo lo que obtengo aquí, me siento enjaulado. —Tomó una de las piedras a sus pies, preparando el próximo lanzamiento.
Escuchaba las risas de las ninfas de su madre, no podía entender el tema del que hablaban, tampoco era como que le interesara mucho.
—Y más aparte, tengo mi propia escolta real —Tiró la piedra muy cerca de donde estaba flotando un lirio con una rana arriba, la planta hizo movimientos bruscos, sin embargo, se mantuvo a flote. Se ganó una mirada vacía del anfibio, antes de que este se lanzará al agua—. ¡ESTO ES UN MARTIRIO!
Con aquel grito provocó que las ninfas fueran desesperadas a él, inspeccionando que nada le hubiera ocurrido, además, de interrogar el porque había gritado. Chūya solo dejaba que revisaran su cuerpo con un ceño fruncido; ignoraba las insensantes preguntas de las criaturas.
—¡Ya, ya, ya, ya! . Estoy bien, solo grite de estrés; déjenme seguir con este ridículo juego.
—¿Juego? —Cuestionaron las cinco ninfas que lo rodearon, sus ojos deslumbrantes y grandes lo observaban emocionadas, esbozaron una mueca de alegría —¡Chūya quiere jugar! —Exclamaron al unísono.
El pelirrojo enarco una ceja y las miró con extrañez. —Yo no-. —Su justificación se fue al aire por como las ninfas comenzaron a parlotear emocionadas sobre que juego podrían jugar entre todos.
—¡Podríamos jugar atrapadas!
—¡O hacernos trenzas en conjunto!
—¡Tal vez hacer acertijos!
Chūya se sofoco ante tantas opciones, comenzando a ponerse nervioso por como las ninfas le daban ideas.
—¡El escondite! —Sugirió una última ninfa. Sus hermanas la apoyaron emocionadas, haciendo comentarios a la deidad qué deberían jugar eso.
Chūya suspiro al no saber como negarse al encandilante rostro de aquellas criaturas. —Bien, pero yo no contaré.
Las ninfas asintieron, poniéndose entre ellas de acuerdo por quien iba a buscar a los demás. Cuando hubo una voluntaria, la ninfa se puso de espaldas a los demás, con las manos cubriendo sus ojos evitando que viera; los demás echaron huida a puntos del bosque.
ESTÁS LEYENDO
𝐒𝐞𝐢̄𝐬 𝐒𝐞𝐦𝐢𝐥𝐥𝐚𝐬
FanfictionChūya, dios de la primavera y las flores; hijo de la diosa Kōyō y el dios Verlaine. El joven de extraordinaria belleza hará crecer sentimientos en ese rey de los muertos y del inframundo. Seis semillas de granadas. Seis meses pasaría a su lado. Sei...