6. Una magia en ti

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La primera vez que lo vio fue en el examen de ingreso a la universidad. Ese día nunca, ni por un segundo, se le cruzó a la cabeza que sería cuando su vida cambiaría.

Él no estaba nervioso, de hecho, pocas veces en su vida se había presentado ese sentimiento, casi las podía contar con los dedos de sus manos; así que cuando se presentó en el salón especial para hacer el examen junto con su mejor amigo Namjoon, él estaba lo más relajado que se podía estar.

Sonaba egocéntrico, pero, usualmente, era bueno en todo lo que hacía, no importaba de qué se tratara: fútbol, cocina, baile, cálculo... Él podía hacer todo eso y más, cien veces mejor que cualquiera que ya lo hubiera hecho. Sin embargo, desde ese día se dio cuenta que lo único que no podía hacer correctamente era expresar sus sentimientos hacia la persona que le gustaba. Y es que cuando frente a él se presentó el chico más hermoso que hubiera existido, su corazón entendió al segundo que era él su persona destinada... Bueno, siendo sinceros, eso lo entendió el primer día de clases que fue cuando descubrió que ese chico estaba en su mismo salón, pero desde antes Jungkook lo sabía, sólo que se negaba a albergar sentimientos tan fuertes por un desconocido. Un guapo, hermoso y perfecto desconocido.

Cabello castaño con ligeras ondulaciones rebeldes que en lugar de darle un toque desordenado le proporcionaban un aura tierna alrededor de toda su persona; su sonrisa mostraba su impecable dentadura, pero él se encontraba más pendiente de los belfos del chico, parecían el sueño de cualquier persona con lo esponjosos que se veían; el chico era tan sólo unos centímetros más bajo que él, pero a Jungkook le daba la sensación de que realmente era pequeño y frágil, alguien que debía tratarse con sumo cuidado para evitar que algo malo le pasara. Por lo menos, eso era lo que pensaba.

Si bien, el impacto que le causó la primera vez que lo vio fue importante, no pensó demasiado en eso hasta que su primer día de clases ocurrió y ahí se encontró de nuevo con él: Kim SeokJin. El amor de su vida, como a él le gustaba pensar, tenía nombre y apellido (había puesto suma atención cuando el maestro recitó la lista de nombres). Y eran hermosos.

Jungkook había llegado a pensar que al estar tan cerca podían desarrollar una relación, primero como amigos y después como algo más, pero no contaba con que la resplandeciente aura de SeokJin lo intimidara a niveles insospechados generándole un estado de poca seguridad y confianza cuando se trataba del hermoso castaño.

Kim SeokJin, con su risa única, su confianza burbujeante, sus chistes cero graciosos, sus labios rojizos y sus mejillas tersas, era en todo lo que pensaba desde el momento en que se levantaba hasta el momento en que se iba a dormir.


—¿No han visto a Jimin? Necesito entregarle su libro.

—Yo se lo doy, Yoongi —se hizo escuchar atrayendo la atención del nombrado—. Si quieres.

—Gracias —Yoongi le pasó el libro dubitativo—. Tengo que ir a la biblioteca, pero debo darle su libro antes.

Jungkook ni siquiera presto atención a lo que le decían, estaba perdido mirando en sus manos el libro que sostenía. Curvo sus labios en una sonrisa imperceptible. Tenía un pretexto para acercarse a él.

—¡Qué servicial eres, Jungkookie! —Namjoon iba caminando a su lado burlándose de él—. Si tan sólo así de fácil te metieras en las conversaciones de esos dos.

—No me metí en la conversación de nadie, me ofrecí a hacerle un favor —corrigió sin girar a ver a su amigo.

—Claro, claro. A todo esto, ¿a dónde vamos? Nos debimos quedar en el salón porque hace frío —indicó el moreno frotándose las manos para buscar calor.

Euphoria | KookJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora