Euphoria | KookJin

9. No es fácil ser Taehyung

Desde que abrió los ojos ese día por la mañana, específicamente a las 7:16 am, algo en su ser le dijo que viviría situaciones extrañas. Después de todo, su abuelo siempre le solía repetir que tenía el don para predecir su futuro. 

Lamentablemente para Taehyung, el predecirlo no le ayudaba a cambiarlo.

—¿No te gusta el café helado? —preguntó Jimin hacia el pelinegro.

—No suelo tomarlo. —Jungkook desplazó el vaso lleno de líquido sobre la mesa buscando alejarlo de su lugar.

—Jimin tampoco es afecto al café helado. —Jin entonces volteó a su derecha encontrándose con un rubio entusiasmado acercando el vaso lleno de café frío a su boca—. Mimi, ¿qué haces? —negó con la cabeza hacia el aludido—. Estás muy distraído hoy, casi te tomas esto que no te gusta.

El castaño apartó la bebida de Jimin con delicadeza, pero firmeza al mismo tiempo y se la tomó de un trago siendo observado con perplejidad por Taehyung.

—Jin, a ti no te...

—Uff, delicioso —sentenció intentado no hacer una mueca—. Me encanta el café.

Jimin y Taehyung lo observaron desconcertados; tanto tiempo habían pasado juntos para saber con seguridad qué cosas le gustaban a Jin y qué cosas no, y el café era una de las cosas que no le gustaban.

—Jinnie... —empezó el rubio al tiempo que acercaba el sushi de salmón hacia el lugar de Jungkook, esperando que se entretuviera con este y no fuera a notar las discretas miradas que pensaba compartir con SeokJin.

—Gracias, pero así estoy bien —comentó Jungkook alejando el plato de comida de su lugar.

—¿No te gusta el salmón? —curioseó Taehyung.

—No, la verdad es que soy alérgico.

—Jimin también lo es —saltó Jin—. De hecho, sí lo eres —frunció el ceño al darse cuenta que no tenía motivos para mentir respecto a ese dato.

—Me salen ronchas —declaró el rubio—, y es bastante molesto.

—A mí también, me hincho de la cara. No es algo bonito de ver, mucho menos de sentir.

El ambiente que rodeaba al grupo de 4 chicos, pareció dividirse entre Jimin y Jungkook que compartían miradas y sonrisas mientras charlaban sobre sus alergias; Jin que presenciaba la escena confundido de qué tan emocionante podía ser conectar con alguien a base de enfermedades porque esos dos delante de él parecían entusiasmados hablando; y, por último, Taehyung quien seguía procesando el porqué estaba en una cafetería de una universidad a la cual no iba, compartiendo mesa con un rubio de estatura dudosa, un pelinegro encantador, su Jinnie actuando de manera extraña y una combinación rara de alimentos frente a él.

Mordiéndose el labio inferior, Taehyung observó a Jin llevar pedazo por pedazo a su boca del sushi de salmón que hace unos segundos Jungkook había rechazado. El castaño ni siquiera terminaba de remoler uno cuando ya estaba metiendo el otro.

—Sí, tuve un conejo cuando estaba pequeño —comentó Jimin hacia el pelinegro. Taehyung se obligó a parpadear, tratando de enterarse de la conversación, puesto que no se dio cuenta en qué momento habían cambiado el tema—. Lamentablemente le di demasiado chocolate y murió.

La clara sorpresa en el rostro de Jungkook hizo a Jin toser.

—No, no, no —dijo Jin al tiempo que hacía esfuerzos para pasarse el gran bocado de sushi que tenía en la boca.

—Sí, acuérdate. Tú me dijiste que debíamos investigar primero si eso comían los conejos —el rubio pasó entonces la mirada a Jungkook—, pero yo dije que todos los seres vivos comían chocolate. En mi mente tenía sentido porque amaba el chocolate.