I
(Bosque Encantado) Presente...
Regina abrió un ojo muy lentamente, luego el otro. Ni siquiera sabía qué hora era, pero la luz del sol que entraba por la pequeña apertura de la gigantesca ventana de su alcoba la hizo despertarse. No recordaba haberse acostado. De hecho, no recordaba absolutamente nada de la noche anterior. Sabía que tenía una fiesta a la que ir. El rey Midas muy cortésmente la había invitado, pero... ¿había llegado a asistir?
La reina fue a dar media vuelta sobre su colchón, pero, entonces, se percató de la presencia de una mano rodeando todo su cuerpo. Se serenó de golpe y miró hacia arriba asustada. Alguien estaba en su cama. Con ella. Abrazándola. Se encontró con la mirada esmeralda de una bonita rubia, que acariciaba su brazo y espalda con una pequeña sonrisa enarbolada entre sus labios. Regina se sentó rápidamente en la cama, separándose de aquel cuerpo que tanto calor emanaba a su lado.
"¿Qué... qué haces aquí?" preguntó Regina, olvidando por completo tratar a aquella mujer de usted, puesto que estaba ocupada asegurándose de que llevara ropa puesta.
"Es complicado de explicar"
Regina se relajó al constatar que, efectivamente, no estaba desnuda. Solía dormir sin ropa, ni siquiera ropa interior, pero eso era porque acostumbraba a acostarse sola o con alguien cuyo nombre ni siquiera preguntaba y que se iba del castillo a la mañana siguiente. Sin embargo, esa noche llevaba otro atuendo. Un camisón violeta de tirantes que no cubría demasiado, pero era mejor eso que nada. La rubia a su lado lucía la misma ropa que el día anterior, ni siquiera se había cambiado.
"Tú y yo..." formuló la morena con cuidado. "¿Hemos...?"
"No" respondió Emma. Si Regina iba a preguntar si se habían acostado la respuesta, lastimosamente para Emma, era que no. Nada más allá de abrazos y caricias pasó aquella noche, pero el evidente estado de ebriedad de la reina debido a la maniobra de distracción de la sheriff la habían dejado prácticamente sin recuerdos de esa noche.
"¿Entonces qué haces en mi cama? ¿Y qué hacías... cogiéndome de esa manera?"
"Tú me lo pediste" respondió la rubia encogiéndose de hombros y Regina, automáticamente, se llevó las manos al rostro.
"No recuerdo nada..." suspiró para ella misma, pero la Salvadora la escuchó a la perfección.
"Regina" Emma colocó su mano sobre la desnuda pierna de la reina, dispuesta a explicar cómo habían llegado a aquella situación, pero la morena no quiso saber nada al respecto.
"No me toques" se quejó apartándose de la mujer. "Y bájate de mi cama" escupió golpeando a Emma con suavidad para que se separara de ella. La rubia obedeció y descendió del blando colchón. "Vas a explicarme exactamente qué pasó anoche" exigió Regina cubriendo su cuerpo con la sábana. Tratando de no perder su porte de reina, aunque este hacía rato que ya había caído. "¿Es esto lo que querías, Darcy? ¿Acostarte conmigo? ¿Ir por ahí diciendo que te has tirado a la reina?" Emma no respondió. ¿Cómo hacerlo? ¿Qué decir? La verdad no iba a creérsela jamás. "¡Responde!" gritó Regina. "¿Qué pusiste en mi bebida? ¿Qué me hiciste?"
"¡Nada! ¡No te hice nada!" exclamó Emma nerviosa. Esa ya se parecía más a la Regina que conocía. A la Regina de Storybrooke que se ponía fácilmente a la defensiva. "No hice nada" reiteró. "Te pedí una copa, me la tomé y tú... te tomaste varias más. ¿Siempre bebes tanto?" Regina no contestó, pero Emma no necesitó respuesta. La conocía. La conocía mejor de lo que la reina pensaba y la rubia sabía de sobras que la morena solía acudir a la bebida. No sabía dónde ni cuándo había comenzado ese hábito, pero podía olerse el porqué. Para lidiar con la muerte de Daniel, eso seguro. "Tomaste más alcohol del que esperabas y, al final, decidiste no ir a aquella fiesta"
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"Con amor, Emma" [SwanQueen]
FanfictionEmma Swan ha traído a Lady Marian a Storybrooke y, por lo tanto, ha arruinado el final feliz de Regina Mills. Tres meses después, tras observar el evidente estado de tristeza de la alcaldesa, la Salvadora decide tomar una drástica decisión: viajar d...