I
(Storybrooke) Un mes y tres semanas antes...
Emma Swan era todo sudor y lágrimas. ¿En qué estaba pensando cuando invitó a cenar a Regina Mills? En su armario seguro que no. No tenía absolutamente nada que ponerse. Tuvo que hacer uso de toda su paciencia e ignorar toda la dignidad que le quedaba para pedir ayuda a su madre.
Snow White echó una rápida ojeada al ropero de su hija y no tardó en llegar a la conclusión de que iba a tener que prestarle ropa. Le dejó unos pantalones de vestir negros que le venían un poco cortos a Emma y los conjuntó con una de las pocas blusas que la rubia tenía en casa. Era una camisa azul marino, con tres botones en el cuello, de los cuales se soltó uno. En cuanto al calzado, se puso unos zapatos de vestir simples y baratos. Al final no era ninguna cena elegante. Tampoco era una cita. No tenía porqué tratar de impresionar a nadie, pero, por alguna razón, quería verse bien aquella noche.
Cuando llegó al local, esperó en la puerta. Se apoyó en el marco de esta, con los brazos cruzados y observando la calle, hasta que el Mercedes Benz de Regina aparcó delante de ella. Del vehículo descendió una elegantísima alcaldesa que lucía una blusa similar a la suya, pero color rojo cereza, que tenía un escote mucho más pronunciado y que dejaba poco a la imaginación. En cuanto a las piernas de la reina, estas quedaban atrapadas en unas finas medias negras de nylon y lucían una falda ceñida que resaltaba su trasero. Tampoco faltaron los altos tacones que estilizaron toda su figura.
Regina se acercó a Emma y sonrió, sus labios pintados de rojo brillaron.
"Buenas noches" musitó la morena nada más llegar.
"Buenas noches" sonrió Emma. "¿Qué te parece?" preguntó señalando con la cabeza el restaurante.
"Que alguien ha encontrado algo más que Granny's para comer" bromeó la mujer.
"A mi me gustan sus hamburguesas, pero sé que no es tu estilo" justificó la sheriff y ambas ingresaron al local.
El lugar era pequeño, pero acogedor. Se encontraba en un rincón escondido de Storybrooke y no tenía mucho éxito, teniendo en cuenta que la cafetería de la abuelita era mucho más céntrica. La iluminación era tenue y hacía uso de velas para generar un ambiente algo romántico. Las mujeres tomaron asiento y un simpático camarero se acercó a ellas. El hombre les tomó nota de lo que iban a cenar, les trajo la comida y se despidió deseándoles una buena velada.
Regina optó, aquella noche, por un arroz con verduras. Era un plato que ella había cocinado en casa cientos de veces y, en cuanto lo vio en el menú, supo que era lo que iba a pedirse. Emma, por su parte, se decantó por algo de carne. Era pollo a la naranja. Un plato sencillo, pero que estaba más bueno de lo que esperaba. Las mujeres comenzaron a comer en silencio y, entonces, la morena tomó la palabra.
"Bien, ahora que ya estamos aquí y la comida está servida... vamos a ser sinceras. ¿Por qué querías cenar conmigo realmente?"
"Ya te lo dije, desde que montamos a caballo no nos hemos visto mucho y quería ponerme al día"
"Emma... la verdad"
"Es la ver-"
"Para" interrumpió Regina, soltando sus cubiertos sobre la mesa. "La verdad o me levanto, cruzo esa puerta y no vuelvo" amenazó señalando la entrada del local con su dedo índice.
"De acuerdo..." suspiró la rubia, rindiéndose. "La verdad es que necesitaba desconectar y contigo es con la única que puedo hacerlo"
"¿Desconectar de qué?"
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"Con amor, Emma" [SwanQueen]
Fiksi PenggemarEmma Swan ha traído a Lady Marian a Storybrooke y, por lo tanto, ha arruinado el final feliz de Regina Mills. Tres meses después, tras observar el evidente estado de tristeza de la alcaldesa, la Salvadora decide tomar una drástica decisión: viajar d...