Las luces parpadeaban, los baches en el terreno movían a los Astartes al interior del Rhino en sus asientos, muchos de ellos se dejaban llevar agitando sus cabezas junto con las sacudidas que daba el vehículo, otros se mantenían rígidos en sus puestos diagnosticando su equipamiento y munición. No había ni un sólo orificio que permitiera a la luz colarse y alumbrar la oscuridad que reinaba en el confinado espacio de la máquina.
En medio del Rhino un tecnomarine recitaba letanías a sus hermanos, las voces formaban un coro en ciertos versículos memorizados hasta la perfección. Los ojos bionicos escrutaban cada milímetro del vehículo en el cuál se encontraba, hablándole en binario al Servidor encargado de dirigir la máquina y sus pasajeros a la batalla pronta a librarse en el corazón de la Astronave Eldar; sus servo-brazos mantenían al tecnomarine inamovible de su puesto. Por la gracia del Emperador y Omnissiah todo parecía ir acorde al plan.
Una media hora pasó sin grandes cambios en el comportamiento de los Lágrimas, su silencio no era sólo una forma de mantenerse centrados en la misión que su Gran Maestre les había encomendado, sino también era su momento de conexión con el Espíritu Máquina del Rhino a quién le agradecían la oportunidad de ser transportados por él y deseaban que su trayecto fuera pacifico y sin problemas. Este silencio religiosamente cuidado se veía interrumpido cada cierto tiempo por los mensajes transmitidos del Servidor informando los kilómetros que faltaban para llegar al límite del sector.
Más no sólo había un Land Rider en camino al encuentro con los Eldars, escuadras de motoristas, otros siete Land Riders destinados a transporte y el Repulsor del Supremo Technomarine Bartisamor habían sido desplegados para ser el apoyo mecanizado de los Lágrimas en su Cruzada Penitente; éstas temibles máquinas de guerra cambiarían las posibilidades de éxito del Capítulo si llegaban intactas o al menos si la mayoría se internaba en el sector principal de la Astronave Xeno. Las nubes de polvo dejadas tras de sí al pasar por el desolado tramo que los separaba de su objetivo atestiguaban la masiva cantidad de fuego que estos vehículos llevaban en su interior, sin contar a todos los hermanos de batalla que transportaban.
Un repentino estruendo detrás del Rhino sacó al tecnomarine de sus pensamientos, acercándose a los controles del vehículo la carcasa hueca y sin vida del Servidor cayó al suelo tras tocarle el hombro; sin perder un segundo el Astarte apartó al muerto del camino y tomó las riendas del vehículo avisando por el parlante del Land Rider a sus hermanos para que estuvieran listos si el combate que esperaban con ansias emergía en cualquier momento.
Una vez controlada la situación, el tecnomarine utilizó su servo-cráneo para escanear el cuerpo del Servidor en busca del origen de su muerte, un pitido suave al analizar el cuerpo arrojó un resultado para nada esperanzador: Un fallo en los circuitos internos del Servidor había freido su cerebro más rápido de lo que le hubiera tomado avisar al Marine de la falla; sin embargo tan repentino y mortal acción indicaba que había sido intencional, lo más probable de un arma a distancia
La situación empeoró cuando la radio del vehículo transmitió un mensaje automático: [LAND RIDER 000-47 ELIMINADO, RAZÓN DESCONOCIDA]. Ése era el código del Rider que, según la formación de batalla, estaba posicionado directamente a las espaldas del tecnomarine. No estaban solos en ese sector, tenían compañía no grata. Antes de informar la situación al resto de la formación, un impacto en la reserva de combustible convirtió al Land Rider en una bola de fuego andante, matando a todos y cada uno de los Marines que se encontraban en su interior.
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La conexión al Omnissiah a través de la meditación fue cortada abruptamente para el Tecnomarine Arellian Menus, sus ojos bionicos lentamente escrutando la fría habitación que le pertenecía; un evento en la Astronave Xeno había inquietado su concentración con su Dios a tal punto que su atención era requerida en el espacio real que se encontraba. Usando sus tentáculos bionicos para ponerse en movimiento, el Tecnomarine se hizo paso a través de la Sollozos hasta llegar a la sala de mando.
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Hasta el último aliento (RLFV3)
FantascienzaEn la última parte de la trilogía, los Lágrimas han sido mandados a una Cruzada de Penitencia contra la Mascarada Eldar "La pena de nuestra caída". Recientemente renovados por los nuevos reclutas, quedan cada vez menos veteranos que recuerdan los he...