Capítulo 2. Secretos.

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Metrópolis

La noche lluviosa de otoño fue testigo de la llegada de un ser misterioso a través de una fisura en el espació tiempo.
El portal desapareció en un parpadeo mostrando a un ser parecido a un humano de género femenino; su tés blanca y cabello negro la harían pasar como un humano común, pero la singularidad de sus ojos rojos le harían destacar como un foquito de navidad.

-¿Dónde... estoy?- susurró el ente antes de ser golpeado por una ráfaga de dolor que la hizo estremecerse y caer de rodillas sobre el techo de un rascacielo. -¿Qué...?- La mujer no pudo terminar de hablar ya que su cuerpo empezó a convulsionar escupiendo algo que parecía ser sangre.

La mujer se quedo bajo la lluvia hasta que logro calmarse, pero sintiéndose agotada se recostó en el suelo mirando hacia el cielo buscando la luna cubierta por las nubes grises de la tormenta.

-¿Dónde estás amor?-

-Rayos, vine esperando encontrarme con algo interesante y solo estás tú. ¿Qué es lo que te trae aquí hermana?-

La mujer se tenso ante la voz desagradable de su hermano que la inundó de asco y un sentimiento desagradable, pero cuando un plan se formó en su mente sonrió. Al fin servirás de algo Lex. Pensó la mujer mientras se levantaba del suelo y se acercaba a su hermano mayor, haré cualquier cosa para traerte de nuevo mi amor, juro la mujer mientras le contaba su plan a Lex que sonrió diabólicamente.

-Esta bien, lo haré, pero espero que cumples tu palabra o...-

-Cumplire mi parte, te entregaré la fórmula y a esos estúpidos Kriptonianos.- Lex asintió mientras desaparecía en su portal. -Ahora, ¿Dónde estás amor?- La mujer cerró los ojos extendiendo sus manos a sus lados mientras se concentraba en buscar a la persona que habitaba su corazón. Una sonrisa se formó en su rostro cuando la sintió y con un chasquido apareció sobre un rascacielos.

-Amor, al fin te encontré.- Susurró con adoración mientras sus lágrimas recorrían sus mejillas y caían para perderse entre un charco de agua dejado por la lluvia torrencial que azotaba la ciudad.

La figura misteriosa se quedó oculta sobre un rascacielo cercano viendo a su amada acostarse sobre su cama y disfrutar una lectura ligera antes de caer a los brazos de Morfeo, después de que su amada cayera dormida, la figura misteriosa se acercó a la ventana de la suite y susurró un par de palabras en un idioma extraño antes de poder atravesar la ventana cerrada, una vez dentro de la habitación se acercó lentamente a su amada que descansaba entre sus suaves mantas blancas.

El latido erratico de su corazón silenciaba el sonido de las gotas que soltaba su ropa cayendo sobre el piso blanco de la habitación y con valentía se acercó a su amada mientras susurraba un encantamiento para mantener a su amada profundamente dormida.

-He vuelto amor.- Susurró la mujer y por un segundo mientras lloraba sus ojos rojos como dos rubis cambiaron de color a un verde claro, brillosos por las lágrimas de felicidad y su rostro pálido y cansado cobro vida mientras sus mejillas se teñían de un color rosado y una sonrisa llena de adoración y amor apareció en sus labios.

-Sam amor, eres tan hermosa. No sabes cuánto deseo tomarte entre mis brazos y llevarte lejos de aquí junto a nuestra hija, por desgracia este cuerpo no resistirá mucho tiempo.- Mientras hablaba alzó su mano notando las manchas negras que cubrían casi por completo sus manos y las apretó con fuerza suplicando en silencio solo un poco más de tiempo, pero su petición fue interrumpido por la voz burlesca de su hermano.

Todo fue un sueño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora