Capítulo 3. Control.

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-Lena, cariño, ¿cuánto tiempo seguirás aquí?-

-Aun tengo mucho trabajo Sam, si quiero irme rápidamente de aquí necesito dejar todo preparado.-

-Lo entiendo Lena, pero llevas cinco días en tu oficina y aunque se que haces maravillas, el cambio de sede se realizará en un mes, así que ¿no puedes tomarte un descanso?.-

Desde la plática con Kara, Lena se encerró en su oficina y no volvió a salir preocupando a su secretaria; Jess, que llamó a Sam para informarle de la situación y que regresará de su viaje de negocios cosa que hizo de inmediato. Cuando Sam llegó a la cuidad Lena le informó que cambiaría de sede, era complicado por todos los nuevos proyectos que realizaba L-Corp, pero Lena consiguió arreglar todo para que el cambió se realizará en un mes y aunque Sam tenía dudas sobre la decisión de Lena apoyó su decisión.

-No es necesario Sam, estoy bien.- Ante la respuesta de Lena, Sam suspiró frustrada, ella ya no sabía cómo ayudarla o animarla para que saliera de su depresión que empezaba a notarse en su aspecto.

Lena siempre fue una mujer que gozaba con una salud envidiable, era extraño verla enferma o desaliñada ya que lo consideraba como un rastro de debilidad, pero ahora se le notaba muy cansada y si no fuera por Sam que le lleva ropa limpia y comida, que apenas sí picoteaba, probablemente estaría en el hospital por inanición.

Además su aumentó en el consumó de alcohol preocupaba mucho a Sam que la veía tomar hasta que caí dormida, despertando un par de horas después por sus pesadillas que empezaban a ser más frecuentes al pasar los días, la primera noche fue la más desgarradora porque era la primera vez que Sam veía a su amiga en ese estado.

Lena estaba en su oficina revisando unos documentos cuando Sam aterrizó en su balcón. Ella notó cómo el corazón de Lena empezó a latir más rápido mientras volteaba a ver quién era y cuando la vio ahí dió un suspiro de alivió mientras posaba su mano sobre el pecho, pero Sam sabía que mentía, Lena esperaba que fuera Kara, por eso su corazón empezó a latir y sus ojos brillaron con la idea, pero al verla todo eso se apago.

-¿Qué haces aquí Sam? Ya es muy tarde, deberías de estar con Ruby.- Preguntó Lena una vez que Sam entró y se sentó en el costoso sillón blanco que tenía en su oficina

-Ruby tiene una fiesta de pijamas así que tengo la noche libre, además puedo llegar con ella en un segundo si eso te preocupa. Pero no vine a decirte eso, yo quiero saber ¿Por qué estás aquí? Debes descansar Lena.-

-Descuida Sam, estoy bien, solo estoy intentando apresurar las cosas, pero me iré en un momento, ¿Por qué no te adelantas y descansas? En las próximas semanas dudo que tengamos descanso, esto será una locura.- Dijo Lena mientras se recostaba en su silla y tomaba su vaso de Whisky.

-Esta bien, pásame unas hojas, te ayudaré.- Dijo Sam mientras se acercaba al escritorio de Lena.

-Sam no es necesario ya pasó tu hora de trabajo, ve a casa y...-

-En eso tienes razón, ya pasó mi hora de trabajo, así que espero que me pagues horas extras, cariño.- Sam utilizó un tono sugerente mientras le guiñaba un ojo y provocó que Lena riera, era la primera risa sincera que soltaba después de mucho tiempo.

Las dos trabajaron hasta la madrugada y Sam no se dió cuenta en qué momento Lena se durmió recostada en su silla, pero decidió no molestarla y solo la tapo con su chaqueta. Sam estaba apunto de ir al baño después de tomar 6 vasos de café cuando todo empezó.

Lena estaba cansada y pensó en acostarse un segundo en su silla, pero la botella de whisky que tomó la hizo sentir somnolienta y se dejó abrazar por los brazos de Morfeo, en un intento de callar las voces de su cabeza, que le recordaban su gran error.

Todo fue un sueño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora