Todo fue un sueño.

Capítulo. 11 El inicio del fin.

-Maldita seas Lena, ¿Dónde está el contenedor? ¿Dónde diablos lo enviaste?- Grité furioso mientras arremetía contra mi ordenador. Ya había buscado en las instalaciones de la DEO, en el laboratorio de Lena y su oficina, pero no había rastro del poder del diablillo de la quinta dimensión.

Unos pasos se escucharon detrás de mí y escuché atentamente el reporté de uno de mis hombres.

-Señor ya tenemos listo lo que nos pidió.-

-Perfecto, ahora  solo necesito atraer su atención y tú me vas a ayudar.- Dije viendo la foto familiar de mi querida hermana. -Durante está semana quiero que las calles estén repletas de armas contra Kriptonianos y recuerda, nadie atacará hasta que de la señal.-

-¿Señor porque nos tomamos tantas molestias? Ya tenemos armas y gente suficiente para atacar y…- De un puñetazo Lex calló al hombre que sostuvo su quijada adolorida mientras temblaba de miedo al ver la ira en el rostro de su jefe.

-No tengo porque darte explicaciones, te di una orden así que cállate y síguelo, ahora, lárgate de mi vista.-

-Sí señor.- En cuánto él hombre salió despavorido de la habitación, Lex sonrió y miró el pequeño dispositivo que tenía en sus manos.

-Está bien Lena… Cambiaré las reglas del juego y creo que tú estúpida amante podrá ayudarme.- Abrí un nuevo archivo en mi ordenador y leí los datos que aparecían sobre la amante de mi hermana. -¿Samantha Arias?... La asesina de mundos… te rodeas de personas muy interesantes hermanita.-

[...]

Dos semanas habían pasado desde el cumpleaños de Ruby y Sam llegaba cansada a su hogar después de discutir durante toda la tarde con los miembros de la junta directiva que hacían preguntas sobre el crecimiento anual de la empresa, los saldos corrientes de los últimos trimestres y sobre cualquier tema al azar que la hacían suspirar, pero al estar a cargo debía de responder cualquier pregunta por muy estúpida que fuera. Harta de estar perdiendo su tiempo y notando que los miembros de la junta se quedaron nerviosamente sin tema que discutir se levantó y se fue sin perder más tiempo.

-Malditos viejos.- Susurró Sam, mientras abría la puerta de su casa y se llevaba una gran sorpresa.

El departamento que antiguamente solo era de Lena, estaba completamente decorado y a mitad de la sala se encontraba una mesa lista con sus platillos favoritos.

-¿Sam? ¿Qué haces aquí?, se supone que te iban a distraer hasta que estuviera todo listo. Pero ni modo, espero que te guste la cena amor. ¡Feliz aniversario!-

Sam sonrió maravillada al ver a Lena con un vestido de gala color vino, con los hombros descubiertos aparecer sosteniendo un delicioso pastel de chocolate.

-¿Esto es para mí?- pregunté asombrada viendo todo lo que preparó Lena.

-Por supuesto, esto es para ti. ¿Acaso olvidaste nuestro aniversario?- Una mueca de culpabilidad se instaló en mi rostro y con los hombros encogidos voltee a ver a Lena que mantuvo su sonrisa brillante.

-Lo siento, yo no, es decir; por todo lo que pasó se me olvidó. Lo siento, pero dame un segundo e iré a…- Intente salir por la ventana para comprar algún presente, pero Lena tomó mi mano y me jalo hacia la mesa.

-Sam, no importa, no necesito un día especial o un regalo ostentoso para saber cuánto me amas. Ésto...- Dijo Lena señalando nuestro hogar. -Me demuestra día a día lo que haces por mi, aún con mi pérdida de memoria y con los problemas de la empresa y nuestra hija aún sigues teniendo tiempo para prepararme el desayuno y de traerme los bollos calientes que adoró.- Mis palabras se quedaron atascadas en mi garganta al sentir los nudillos de Lena pasar por mi rostro mientras me miraba con una sonrisa llena de adoración que me aceleró el corazón. -No importa que tan ocupada estés o qué tan cansada te sientas, tú, siempre haces todo lo posible para que no nos falte nada y es tiempo de que te diga cuánto valoro eso. Es por eso que hoy preparamos está sorpresa para ti.-