𝑐𝑖𝑛𝑐𝑜

1.7K 217 111
                                    

Los días posteriores tras el excéntrico agradecimiento del jeque hacia T/N, las cosas habían cambiado ligeramente.

Todos los días se acercaba a ella para darle los buenos días o las buenas tardes, además de encargarle realizar tareas de menor esfuerzo. Claramente esto activo todas las señales de alerta en la muchacha, ¿Alguien como él, saludar a una criada? Por favor, eso era completamente anormal. Creía fielmente que la iba a matar o algo muy malo estaba por pasar. Un poco paranoico ciertamente, pero tomando en cuenta el no tan lindo carácter de Zohakuten, cualquiera se alarmaria ante semejante educación.

Como era de esperarse, las burlas y comentarios picarones por parte de Omitsu no se hicieron esperar, cosas que iban desde "El amor juvenil es el más lindo" acompañado de risillas o miradas llenas de obviedad, incluso una vez le dijo que fue capaz de "Domar a la fiera" este en especial la había incomodado de sobremanera con tan solo pensarlo.

Y así fue como paso una semana, llena de incomodidad, vergüenzas y risas.

Y así fue como paso una semana, llena de incomodidad, vergüenzas y risas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Está hirviendo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Está hirviendo... —murmuró preocupada con una mano sobre la frente del varón.

Con rapidez busco un pañuelo y lo humedecío en un balde con agua, quitó los excedentes y lo coloco sobre la frente de Zohakuten, esperando poder disminuir la fiebre.

Durante la tarde un pequeño grupo de trabajadores habian sido escogidos para recibir al jeque, quien había salido por dos días a una visita a los terrenos que recientemente habían sido recuperados. Sin embargo, su llegada no fue como había sido prevista.

Zohakuten había sido traído acuestas por un guardia, estaba inconsciente e hirviendo en fiebre.

Rápidamente fue llevado a su habitación en donde fue atendido, pero al notar que su estado solo empeoraba fue indispensable realizar guardias para monitorear su salud.

Durante la mañana y tarde quien se había encargado de vigilarlo había sido Hisa, pero por obvias razones no podía cuidarlo por la noche y fue por ello que en un principio tal tarea se le fue encomendada a las demás chicas acompañantes de jeque.

Alhelí | ZohakutenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora