𝑠𝑖𝑒𝑡𝑒

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Las voces y gritos de los vendedores ofreciendo sus mercancías podían oírse por todo el lugar. Los pasos de los transeúntes se mezclaban con lo galopes de los caballos y los bramidos de los camellos.

Cada esquina del zoco estaba llena de vida y color, en cada puesto yacían incontables telas, joyas, especias e incluso animales. Todos bien organizados y decorados.

T/N sonrió emocionada, hacía mucho tiempo que no venía a un bazar. Pero rápidamente volvió a la realidad, estaba aquí para cumplir un recado no para turistear, además estaba en compañía del jeque, su amo. Debía comportarse.

Giro sutilmente el rostro a su costado, Zohakuten estaba parado justo a su lado admirando con curiosidad cada cosa que había en la entrada del bazar. Al ver la inminente sorpresa reflejada en los ojos del varón no pudo evitar preguntarse en sí está sería su primera vez en estos lares.

—¿Se siente incómodo, Señor? —preguntó con sutil burla, la cara que tenía Zohakuten le resultaba cómica, parecía un niño asustado.

Apenas esas palabras cruzaron los oídos del varón giró de un golpe el rostro hasta ella y la miró de pies a cabeza con molestia.

—No, ¿Quien crees que soy para tener temor de estas mierdas? —contraatacó reacio.

T/N apretó los labios reteniendo la carcajadas que amenazaban con salir de sus labios. Él sólito se había delatado, pero por su bien ni siquiera mencionaria aquello.

Carraspeó y sonriendo asintió con la cabeza. —E-entiendo. —contestó en un murmullo. Sentía que en cualquier momento explotaría en risas.

Zohakuten arrugó la nariz molestó. Esta desgraciada estaba tomándole el pelo.—¿Que te pasa imbécil? —Indagó con brusquedad, ni de coña permitía que se burlaban de él, ni siquiera ella.

T/N pestañó y sonrió intentando disimular cualquier rastro de burla. —C-creo que el heno me comenzó a dar un poco de alergia. —se excuso y con una mano señaló un corral lleno de cabras. Zohakuten analizó curioso el improvisado cerradero, habian al menos unos veinte animales allí. — ¿Que le parece si comenzamos? —preguntó una vez pudo calmarse.

El muchacho asintió con la cabeza y permitió que la joven caminara delante para guiarle. Antes de partir miro a los alrededores, como era de esperarse varias personas se habían percatado de su presencia, algunas incluso cuchicheaban y señalaban disimuladamente al gobernante.

Rodó los ojos fastidiado y observo con atención el panorama, cada tanto metros había un guardia armado, no era tan estúpido como para salir al pueblo sin protección en las espaldas, antes de salir del palacio desplegó un pequeño grupo de guardias al bazar para custodiar posibles amenazas.

Pero obviamente no se confiaría únicamente con esto, bajo sus ropajes traía uno que otro cuchillo de bolsillo listo para ser usado ante cualquier inconveniente que atentara contra su integridad o la de T/N.

Al cersoriarse de que todo estuviera en orden, comenzó a caminar hacía el interior del bazar.

Los pasillos eran estrechos y angostos, era algo incómodo sobre todo porque algunas personas caminaban y chocaban estrepitosamente una contra otras. Imposibilitándo una caminata tranquila.

Pero apenas las personas identificaban a Zohakuten se hacían a un lado, cediendole el paso. Al notar aquello el muchacho sonrió en sus adentros, bien un dolor de culo menos.

T/N se detuvo un momento para sacar la lista y una vez estuvo entre sus manos la inspecciono rápidamente. Giro sobre sus talones, encarando a Zohakuten que se encontraba unos cuantos pasos atrás.

Alhelí | ZohakutenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora