2

219 22 18
                                    

Mew Suppa aceptó la misión y ahora escolta a la señora a su camioneta. Caminando con cuidado mientras tienen los brazos entrelazados como soporte. Seguro, Mew no parece un bastón, pero la señora así lo sujeta. —Bien, señora, — Desliza la puerta abierta de los asientos traseros. Su llamado fue tan cariñoso que ella no escuchó. —señora, — para el segundo llamado ella le presta atención tomando asiento y emitiendo un pequeño «¿Huh? ». —Por nada del mundo, sin importar qué, voltee a ver. Yo vendré a usted cuando termine. Le daré estos audífonos, — Saca unos audífonos inalámbricos de la maleta. —junto a este ipod que ya tiene Spotify instalado. Ponga la música que guste. Cualquiera. Solo no mire atrás.

—Oh, muchas gracias jovencito. Eso haré, qué amable. Tenga cuidado.

—Siempre, señora.

Mientras desliza la puerta a cerrarse la ve colocarse los audífonos. Ella alza el iPod inconsciente de alzar la nariz y ampliar el arco de cupido como si eso la fuera ayudar a ver con claridad.  Nunca juzgues un libro por su portada, una frase bastante ingeniosa inventada por un humano pero que otros humanos no siguen. El aspecto, la apariencia, los estándares, las cosas superficiales que no dicen NADA sobre la personalidad, la gente piensa que SÍ dicen todo sobre una persona. Pero, ¿puedes saber el contenido de un libro si no lo abres? Resulta que a esta dama le encanta un género musical que NO combina con su ropa.

Empieza a sonar el cover “Black Sheep” de Brie Larson con cuerdas agudas de guitarra casi llegando al heavy metal y apenas comienza. La anciana sonríe en paz.


Mew ingresa la casa cargando un rostro de pocos amigos, la oscuridad azuleja lo recibe sombreando varios ángulos de su rostro a medida que ingresa, los ángulos van cambiando similar a cuando el sol se oculta y a cuando sale. Ya adentro desploma la maleta cerca sus pies. Extrae un frasco plateado, rota la cubierta hasta desprenderla y se agacha tal cual los agricultores para esparcir la sal del frasco. A mitad de camino para encerrarse dentro del círculo, se obliga a frenar. Lentamente va subiendo la mirada al ver un gato negro sentado a unos pasos lejos de él. Mirándolo severo. Oscilando la cola de lado a lado, irritado.

—Gatito, gatito. — Sonríe penoso Mew. —Si te portas bien te daré pescado al final de la sección, ¿sí?

—Métete tu sushi de mierda por el culo. — El gato dice con una voz áspera y demandante. Alza una patita y una onda sobrenatural saca volando a Mew de la casa. El chico rueda por los aires con la sal esparciéndose como manguera indómita. Mientras rueda por los aires obtiene suficiente control como para desafiar la gravedad y sellar el frasco. Cae boca abajo todo abrupto. Pasan unos segundos dónde reitera los punteros de sus calzados, luego apoya ambas manos y finalmente levanta el rostro, teniendo ambas fosas nasales ensangrentadas. Harto del animal. —Mal gatito. — Gruñe gutural para alzar todo el cuerpo.

Corre hacia la casa.

Segundos de eso vuelve a salir volando pero a través el tejado, por lo que varios ladrillos vuelan a sus laterales y caen esparcidos por algunas áreas del césped mientras que el sacerdote cae por el mismo hueco que salió. Se escuchan las sillas rechinar, la mesa desplazarse hasta que él sale por una ventana haciendo añicos la misma.

Ya está malherido, tiene diferentes tipos de cortes por todo el rostro e incluso cortes en los muslos. —Ya es suficiente....— Murmura haciendo el esfuerzo de restaurar su espalda. Cojea hasta la casa abriendo el frasco nuevamente. Al entrar al semi-circulo finalmente esparce lo debido, completando el mismo. Respira agitado viendo como el gato se lame la patita todo arrogante. Subestima al humano. Por montón. Se hiela al captar por el rabillo de su puntiagudo ojo al humano entonces baja la patita. —Apuesto a que eres de esos que no reconocen cuando es hora de rendirse, ¿no? Deberías aprender, aunque probablemente ya no valga nada, una vez te enseñe la lección estarás muerto y podré irme de aquí para disfrutar de este maldito mundo como ustedes lo hacen. Humanos asquerosos inservibles. A veces me cuesta entender cómo Dios los adora antes que a nosotros, ¡son una raza abominable! Se extinguen entre ustedes, se faltan el respeto, asquerosidad. ¡ASQUEROSIDAD! Ríndete, humano, nadie ni nada te espera.

MEDUS| Forcebook + MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora