¡Hasta que al fin logré actualizar este fanfic! Se convirtió en una odisea poder escribir este capítulo porque no se me ocurría una trama acorde al personaje de Kiki. Curiosa y graciosamente, la idea me surgió luego de intercambiar un par de opiniones con una colega ficker ¡Gracias por eso!
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05- Keyleth
Alguien dulce, aunque a primera vista no lo parece.
Pues cuando Keyleth conoció a Brigid Íonachta por medio de los gemelos semielfos, le había parecido alguien bastante desinhibida y sin pelos en la lengua. Alguien con el mismo carácter difícil que Vex y la coquetería de Vax, combinados en uno solo.
Con razón esos dos la trataban como si fuese su hermana de sangre. Aun así la hermosa druida no lograba distinguir si esas actitudes habían sido alguna malcrianza de parte de los hermanos o si ella ya era así en su forma de ser, de antemano a conocerlos.
Pero cuando la etapa del aspecto a primera vista fue superada, Keyleth se dio cuenta que Brigid podía ser más dulce y gentil de lo que aparentaba frente a todos.
No era una chica de gestos excesivamente afectivos que siempre repartiese abrazos a diestra y siniestra, sino que su lado más adorable se revelaba en sus acciones. Como el preocuparse de que no durmieran en la calle y mucho menos cuando el clima les jugaba malas pasadas. El asegurarse de que nadie se propasara con las chicas, incluyéndola, cuando estaban demasiado ebrias en una taberna. Tener el detalle de llevarles provisiones justo en el momento en que sentían que se estaban digiriendo ellos mismos por falta de comida.
Pero con quien siempre tenía especial cuidado, era con la misma Keyleth.
No la trataba como si fuese una pieza de cristal que al más mínimo soplido se rompería en mil pedazos; sino que se aseguraba de recordarle todos los días que ella no era un tapete ni alguien que debía morir olvidada; todo lo contrario.
Cada vez que la druida se reprimía al momento de querer opinar, Brigid la incitaba a abrir la boca y ser honesta. Si tenía alguna idea para ayudar a Vox Machina y se sentía demasiado pequeña como para sacar la voz y decirla, la semielfa de orbes amatistas hacía callar a todos con un grito escandaloso para que su amiga se expresara. Incluso le marcaba límites a Vex cada vez que la fémina miraba en menos a Keyleth y lo exhibía por comentarios que buscaban minimizarla.
¡Carajo! Era el colmo que hiciera eso por "celos" de hermana hacia Vax.
Keyleth agradecía con creces esos gestos de nobleza por parte de Brigid, pero no lograba sentirse digna de ello ¡Mierda! Sus inseguridades siempre jodiendo cuando menos debían hacerlo.
Y tal vez la oportunidad de sacar a flote su esencia más poderosa solo necesitaba un pequeño empujón caótico.
Como sucedió aquel día en que Brigid le solicitó su ayuda para aproximarse a un sitio de Emon que conectaba con el área forestal maravillosa que siempre enamoraba a quien estuviese cerca. La belleza y el color verde puro de las hojas de sus árboles, arbustos y otras plantas, eran un deleite visual. Y en medio de esas forestaciones, Brigid necesitaba buscar algunas frutas y hierbas específicas. Las primeras eran para prepararles una merienda contundente a todo el equipo Vox Machina antes de su próxima misión y las hierbas eran con la intención de poder preparar ungüentos e infusiones naturales en caso de que volviesen maltrechos como era la costumbre. No quería que Pike cargara con todo el peso de la sanación y mucho menos que Keyleth tuviese que gastar todo lo que llevaba en su bolso para preparar sus peculiares mezclas de sanación. Si la costurera no les acompañaba en sus aventuras, al menos podía ofrecerles ayuda de otra manera.
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El Valor de un Corazón
FanfictionLa vida de una simple mujer costurera, habitante de una enorme ciudad como Emon no deberia ser algo fuera de lo común. A menos que seas Brigid Íonachta, una semielfa y bruja, cuyos mejores amigos son un grupo de mercenarios inadaptados conocidos com...