Capítulo 17 parte 2

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Narra Jimin:

Mis ojos estaban fijos en el plato frente a mí, mientras una de mis manos, se encargaba de revolver la ensalada en él.

- Por favor, deja de jugar con la comida. – La voz del mayor llegó a mis oídos y rodeé los ojos. Solté un suspiro y me enderecé en la silla cruzándome de brazos. – Jimin...

- ¿De qué quiere hablar?. – Dije serio y sus ojos me observaron.

- ¿Qué es lo que ocurre?...¿qué fue eso de esta mañana?...tú no eres así Jimin...

- Quizás me cansé de ser un t-tonto a quien todo el mundo g-gusta de pasar por encima.

- ¿De qué hablas?...¿alguien te está molestando?. – Chasqueé la lengua y desvié la mirada. – Jimin es en serio. – Esta vez su voz salió molesta. – Si no me dices que pasa, no puedo ayudarte. – Observé mis piernas unos segundos. – Amor... - El mayor se acercó y arrodilló frente a mí. – Dime...

- E-es...Jennie... - Susurré y hubo un silencio.

- ¿Mi ayudante?. – Asentí.

- Sé que en horario de clases es un profesor...q-que debe ayudar a todos...que no soy su único alumno...p-pero...cada vez que intento hablarle o siquiera acercarme...ella se interpone con cualquier excusa...es c-como si lo hiciera a propósito. – Mi voz salió un poco molesta...y en realidad lo estaba. – Además...siempre se le insinúa y-y yo...no puedo hacer nada porque solo soy un alumno más...

- Mírame... - Levanté la mirada, su rostro estaba serio. Una de sus manos acarició mi mejilla con suavidad. – No me importa lo que ella haga, te lo dije antes, mis ojos solo están en ti... - Susurró cerca de mi rostro. – Yo te amo a ti Jimin... - Finalizó, para luego, comenzar a besar mis labios. - ¿Puedes quedarte esta noche?

- Pero, no traje un cambio de ropa, ni siquiera me di un baño. – Hablé haciendo un puchero y él sonrió.

- Puedes bañarte aquí, te prestaré algo. – Asentí ya más tranquilo. - ¿Me dirás que pasó esta mañana?. – Negué con la cabeza. – Pero...

- ¿Podemos dejar de hablar de ella?. – Pregunté en voz baja y, luego de un suspiro, terminó por asentir. El tema me tenía algo cansado y sentía que contar lo de esta mañana, ampliaría un problema que, al parecer, solo yo estaba viendo.

Luego de comer, el mayor me tendió una camiseta holgada junto a unos shorts y al rebuscar mi teléfono en la mochila, recordé lo que había guardado allí en la mañana y sentí mis mejillas calentarse. Observé a Hyung, quien se encontraba mirando su teléfono, por lo que, rápidamente tomé aquella bolsita e ingresé en el baño. Una vez limpio, Mis ojos se fijaron en aquellas delicadas prendas, comenzando a dudar de nuevo. Soltando un suspiro, me coloqué las medias y la parte inferior con cuidado, para luego poner por encima, solo la camiseta del mayor.

Mordí mis labios con fuerza, antes de abrir la puerta y salir del baño. El mayor se encontraba sentado en el colchón con su espalda apoyada en el respaldo de la cama, mientras leía un libro. Sus ojos no tardaron en dar conmigo, haciendo que mis mejillas comenzaran a tornarse cálidas.

- ¿B-bebé...?. – Aquella única palabra salió en un tono de voz bajo y confundido. Soltando un poco el aire que estuve conteniendo, dejé mis cosas en una silla y, a paso lento, me acerqué a la cama, para luego, sentarme a horcadas sobre sus piernas. Sus manos dejaron el libro a un lado y, con suavidad, comenzó a delinear el borde de las medias. – Amor ¿de dónde...?. – Antes de que terminara, tomé su rostro y lo besé de manera suave y lenta. Sus labios no tardaron en responder y rodeé su cuello con mis brazos.

- Solo n-no pregunte... - Susurré y él sonrió. Una de sus manos, comenzó a levantar aquella camiseta, deteniéndose al ver la parte inferior de la lencería.

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