4. En busca de un nombre (y de algo, o alguien, más).

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Cuando abrió los ojos, Choi Yeonjun escuchó voces. Era más que claro que lo haría, a veces el bus se llenaba de adolescentes charlatanes que reían en confianza.

Pero era diferente esta vez, el ambiente era distinto. Era una habitación con las paredes pintadas de blanco, el suelo de madera y una alta cama en la que dos grandes figuras cuchicheaban entre sí.

—Deberías ponerle obsidiana.

—¿Sabes? No voy a escuchar ni una sola palabra que salga de tu boca. —Una grave y familiar voz respondió.

—Solamente te doy sugerencias.

—Y yo te digo que te calles, Choi.

—Sólo digo que Kitty Purry es un gran nombr- —Una almohada rebotó sobre su cara y explotó en risitas—. ¡Ok, ok! Ya paro, ya paro.

El silencio se hizo presente y de repente se sintió muy consciente de su posición.

¿Qué hacía él ahí? Quiso levantarse, pero su cuerpo se sentía muy débil y... ¿Siempre fueron las cosas así de grandes? Tal vez eran las lagañas por dormir tanto, llevó una de sus patas a refregar sus ojos y todo se sintió más claro.

¿Patas? ¿¡Acababa de ver patas!?

Quiso chillar pero, en cambio, salió un maullido de su boca. Dos cabezas se giraron en torno a él y un mar de emociones lo inundó profundamente.

—Mira, el Señor Bigotes se despertó.

—¡Ya te dije que no se va a llamar así! —Soobin recogió al gato y lo sostuvo entre sus brazos. Acarició su cabeza, intentando evitar sus orejas. Yeonjun lo recibió gustoso, sintiendo una vibración que provenía de su pecho.

Se mantuvieron así por un rato, mirando asombrados al gato ronronear.

—Kang me habló hoy —rompió el silencio el chico por el cual reconocía por ser amigo de Taehyun, Choi Beomgyu.

—¿Sí? —respondió desinteresado, acariciando el pelaje del pequeño gato. Sus patitas se estiraron y bostezó, los mimos lo habían dejado algo somnoliento.

—Sí, dice que le avise si vi a su amigo. Ya sabes, el que te hace ojitos en historia del arte, medio extravagante. —Las orejitas del felino se levantaron, llenas de curiosidad.

—No me hace ojitos —alcanzó a balbucear.

—Lo que quieras creer, Bin.

—¡Él n-no...! —Guardó silencio, pensándose bien las palabras—. No importa lo que diga, no haré que me dejes de molestar. Sólo dime que pasa, deja de dar vueltas.

—No lo encuentran —contestó con un encogimiento de hombros, como si no fuese nada—. Su mamá dice que el jueves no regresó a casa y tampoco contesta al teléfono, ni le llegan las llamadas. Nadie sabe nada.

Un nudo se formó en su estómago. La conversación pasó a segundo plano en ese momento. Lo estaban buscando. Se encontraba en un lugar seguro, por suerte, pero no sabía como volver a ser un humano. No entendía como llegó a ser gato, en primer lugar.

¿Cómo se deberían de sentir sus padres? Sabía que Taehyun se sentiría culpable, porque su corazón de oro no le permitiría culpar a alguien más que a sí mismo por lo que sea que le haya pasado. Pero sus padres debían estar devastados, siempre siendo tan protectores con él.

Se removió ansiosamente sobre el regazo de Soobin, clavando sus uñas y moviendo su cola.

—Entonces, yo le dije que-... Parece angustiado —Beomgyu se detuvo sobre la marcha para apuntar el comportamiento del gato, viendo como Soobin soltaba pequeños "ay".

—¿Y piensas que no me doy cuenta, idiota? —Intentó llamar la atención del minino con sus manos, pero no había caso alguno—. Necesita juguetes, mamá dice que si le enseño a jugar con las manos será un salvaje.

—Oh, como Luigi. Cuando vine por primera vez casi me arranca un ojo. Gato del demonio —se acercó a mostrarle su mano, pero el felino la ignoró olímpicamente—. Realmente está concentrado en destrozarte la pierna.

—Te odio, ¿No tienes llamadas perdidas de tu mamá que contestar, chico malo?

—No, yo soy un buen hijo y- ¡Maldito! ¡Es verdad, debe estar enojada! —chilló, sacando su teléfono y marcando un número con una rapidez inhumana.

Cuando Beomgyu por fin se retira -entre varias groserías y quejas sobre que iba a comerse la regañada de su vida por lo tarde que se les había hecho-, Yeonjun ya está tranquilo y acostado.

(Siempre se preguntó como era que los gatos podían dormir como un pan. Y genuinamente logra concentrarse más en intentarlo que dejar que su mente vuele a otra parte.)

Soobin se acerca con un libro en mano y empieza a hablarle con dulzura.

—¿Te gustaría llamarte Woori, gatito? —Yeonjun se levanta y se recuesta en su regazo, ronroneando como si fuera un motor—. Me parece que sí. Mhm, otra pregunta, ¿te cayó bien Gyu?

Las orejas de Soobin se calientan un poco, pero empieza a reír descontroladamente cuando el gato bufa. Eso se lo tenía que contar al menor.


holis!! ^__^ tardé una semanita pero acá hay otro capítulo de este fic

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holis!! ^__^ tardé una semanita pero acá hay otro capítulo de este fic. creo que ya tengo el final más claro que antes, así que vayan preparándose para muchas malas decisiones de los personajes ~ (⁠ ⁠◜⁠‿⁠◝⁠ ⁠)⁠♡

algo sobre gatos y ovillos ♡ soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora