Porque nunca me leíste un poema
ni me cantaste una canción.
Porque nunca llenaste
ese espacio de mi cama
entre el hueco de mi espalda
y la pared de mi habitación.
Porque nunca habitaste
en el vacío existencial
que fuí construyendo de a poco
cuando apareciste vos.
Porque quizá fué mejor
que arrancarte de mis entrañas,
y arrancar de vos las ramificaciones de mis manos,
ya entrelazadas a tu pelvis
para cuando decidieras irte.
Porque preferiría,
antes que este eterno silencio
acabe por dejarme sorda,
ver mis huesos corroidos
por el eco de tu voz
en las paredes y ventanas
de una ciudad olvidada
que vendría siendo yo.
¿Y entonces?
Qué más que resignación
podría haber en mis ojos.
¿Y ahora?
Ahora.
ESTÁS LEYENDO
Paula.
PoesíaTal vez un día te lea esto, Paula. Mientras tocas la guitarra para mi. O quizá nunca te enteres de que existe. Quizá nunca me toques la guitarra. Quizá nunca me toques. Quizá nunca te toque. Pero te pienso. Y te escribo.