nueve

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Jungkook soltó un suspiro mientras recargaba su mentón contra el puño de su mano, mirando fijamente la bolsa de comida que, por tercera vez, Taehyung había rechazado, dejándolo en su puerta

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Jungkook soltó un suspiro mientras recargaba su mentón contra el puño de su mano, mirando fijamente la bolsa de comida que, por tercera vez, Taehyung había rechazado, dejándolo en su puerta. Estaba seguro de que su enfado no duraría mucho, pero era el tercer día sin verlo, escucharlo o sentirlo. ¡Eso lo estaba volviendo loco!

Ayer había decido que lo abordaría cuando saliera de casa, pero no pasó. Ni siquiera fue a la universidad alegando que estaba enfermo. O eso escuchó en los pasillos. No contestaba sus mensajes, en cambio, lo dejaba en visto. Aunque eso era algo, es decir, seguía vivo.

Sacó la comida de la bolsa, buscó una cuchara en la cocina y comenzó a escarbar en las cocas. La comida estaba fría, casi insípida de ese modo. Soltó un bufido y decidió que lo intentaría de nuevo. De ese modo, salió de su apartamento y tocó la puerta de Taehyung.

Nadie contestó.

—Hyung, ¿puedes al menos decirme si estás bien?

Silencio.

Tocó la puerta hasta que sus nudillos se convirtieron en peonias rojas. Y sonrió cuando la puerta, al fin, cedió.

Taehyung llevaba ropa cómoda y holgada, el cabello enmarañado y la nariz roja. En su mano derecha tenía empuñado un pedazo de papel higiénico.

—Hyung.

—¿Qué quieres?

—¿Te desperté?

El mayor hinchó sus pulmones de aire, peligrosamente acercando su mano a la puerta con intención de cerrar.

—No quiero que vuelvas a dirigirme la palabra. En realidad, agradecería que salieras de mi vida.

—Hyung, eso es mucho, ¿no crees? Es decir, si es por el día de Halloween, ya me disculpé. Nosotros-

—No. Ahí está el problema —le interrumpió con la mirada gélida—. No quiero un nosotros. Yo no... No sirvo para eso, para una relación. Y es claro que tú también tienes un límite.

—Pero no estoy enfadado ni nada, yo solo-

—Jungkook, basta. Lo que sea que haya iniciado entre nosotros, terminémoslo ahora.

Taehyung hizo el amago de cerrar la puerta, porque Jungkook puso un pie dentro, evitando que se cerrara del todo.

—Taehyung, no puedes hablar por mí. Tú me gustas y puedo aprender de ti. Ambos podemos encontrar la manera de hacerlo funcionar —dijo, intentando contener la creciente cólera, incluso el desbordante llanto—. Por favor, hablemos.

—¿Podrías respetar mi decisión?

—Pero Hyung...

Taehyung cerró con más fuerza y Jungkook gimió poquito al tiempo que sacaba el pie. Cuando lo hizo, la puerta se cerró de golpe. El sonido hizo eco en sus entrañas y le estremeció el cuerpo.

cwtch » KooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora