cinco

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Antes de tocar el botón para llamar a la puerta, Taehyung cerró los ojos, meditó un momento y, finalmente, lo pulsó

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Antes de tocar el botón para llamar a la puerta, Taehyung cerró los ojos, meditó un momento y, finalmente, lo pulsó. La señora Azumi, una japonesa que había servido a su familia durante años, fue la persona que le abrió. La mujer sonrió y extendió sus brazos, donde Taehyung volvió a su infancia. Podría evitar el contacto físico, pero con las personas más allegadas no podía no permitirse algo de afecto. La abrazó con fuerza, como si hubiera pasado años desde la última vez que se abrazaron.

—Tu padre está en el hospital, pero no tardará en volver —informó al tiempo que empujaba a Taehyung dentro de la mansión—. Tu tía está en el comedor.

—¿Ya almorzaron? Traje un pastel.

La mujer negó con la cabeza y recibió una pequeña caja.

—Se le antojó una ensalada de frutas. Allá está comiéndoselo sola.

Taehyung hinchó sus pulmones, a la vez que alisaba las pequeñas arrugas que tenía su camisa. Azumi lo acompañó hasta el comedor y Taehyung vio a su tía allí, sentada en la silla de su padre. Lucia un chongo bien peinado, cada cabello color castaño en su lugar. En cuanto lo vio entrar, dejó el tenedor intacto en el plato, limpió la comisura de sus labios con una servilleta de tela, y se levantó de un salto para ir a abrazar a su sobrino que, al mismo tiempo, era como su hijo. Lo fue después de que su hermana partiera al cielo y dejara un recién nacido a su cuidado y al del señor Kim.

—Qué alegría verte de nuevo. Jaehan dijo que vendrías el domingo pasado, pero no viniste y creí que ya no lo harías —comentó, riendo mientras acariciaba los brazos de su hijo—. ¿Sigues haciendo ejercicio?

—Lo intento.

La mujer hizo un extraño mohín.

—Estás perfecto así. Lo que deberías de hacer es caminar en las mañanas, cuando no haya muchas personas alrededor, claro.

—Puedo lidiar con eso, tía —dijo, caminando hacia un ventanal. La mujer lo siguió, deteniéndose a su lado—. Puedo soportar lugares con mucha gente, o donde haya mucho ruido. No tienes de que preocuparte.

—Es cierto. Lo siento, es que... —inspiró, mirando su jardín—. A veces recuerdo cuando eras un niño y pienso que algunas cosas podrían no haber cambiado.

—Aún me gusta mantener mis rutinas, y me frustro cuando las alteran —dijo, sonriendo poquito—. Las luces blancas siguen molestándome, así como ciertas comidas.

La mujer sonrió complacida.

—Entonces no todo ha cambiado.

—No, supongo que no. 

Somi escondió un mechón de su cabello tras la oreja y se sentó en el alfeizar del ventanal, admirando sus flores. A veces pensaba en Chaeyoung cuando las veía, porque le encantaban. Y se preguntaba si su hermana estaría feliz de que ella hubiese cuidado de su hijo como si fuera propio. Taehyung solía llamarla mamá cuando era más pequeño, y cuando creció y comprendió que su madre había fallecido, la llamó por su lugar: "tía", o su nombre, porque sentía que a su madre le dolería que llamara "mamá" a otra persona, y Somi lo entendió.

cwtch » KooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora