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No fue inesperado que Taehyung se sintiera mal segundos después de haberse bajado del taxi. Estaban en el centro de la ciudad y había una aglomeración de personas a su alrededor. Hacía frío y minutos atrás le había parecido ver un relámpago que, por suerte, no detonó. Le parecían hermosos los rayos, pero el estruendo le asustaba sobremanera, y temía escuchar alguno ahí afuera. Después de todo, estaba bajo el cielo.
—Hyung, ¿todo bien? —preguntó Jungkook cuando le notó la mirada perdida y el cuerpo tembloroso—. Puedes tomar mi mano.
Taehyung cerró los ojos, botó aire y le tomó la mano. No fue sencillo, sintió que quería apartarse y al mismo tiempo permanecer así. Lo apretó como si jugara con una pelota de goma y Jungkook frunció el ceño ante esa fuerza, preguntándose cómo podría albergar tal cosa dentro de un hombre de mirada cálida y sonrisa sincera, aunque ahora lucia aterrado.
—Mis amigos nos están esperando cerca de aquí —informó y Taehyung asintió con la cabeza baja—. Después iremos a otro lugar.
El mayor se dejó guiar en silencio, casi comprimiéndose contra el cuerpo fornido de Jungkook. Su cuerpo grande y fuerte lo acogió como si fuese una casita de ladrillos especialmente para él, y eso le gustó.
—¡Jungkook! —exclamó Jiwoo en cuanto los vio, pegando un gran salto para ser vista—. Qué bueno que llegaron. Yoongi y Hoseok no tar... Oh, ahí están.
Yoongi tocó dos veces el claxon del auto y Jiwoo corrió al asiento de atrás, seguido de Taehyung y Jungkook.
—Cambiemos de lugar —pidió Taehyung, suplicando con la mirada El auto estaba en movimiento y Jungkook miró alrededor, la única opción posible era que Taehyung pasara por sobre él, así que tomó el brazo del mayor y lo guio al otro lado, ambos rozándose, quedando por un segundo en una posición incómoda—. ¿Mejor?
—Sí.
Jungkook se dio cuenta de que sus amigos miraban de reojo, Hoseok tenía los ojos grandes y Yoongi se aguantaba una carcajada. No pudo evitar sonrojarse y, al mismo tiempo, molestarse.
—Hyung, tenemos un disfraz extra en el baúl. ¿Quieres usarlo?
—No me gustan los disfraces.
—También estoy comenzando a odiarlos. Jungkook nos está aplastando. ¿Por qué una tajada de pan? ¿Te volviste loco? —rezongó Jiwoo, con su cara casi contra la ventana—. ¿No ibas a ponerte un disfraz de Spider-Man o algo así?
—Cambié de parecer.
—¿En serio? —La chica suspiró, poniendo sus ojos en blanco—. Al menos hubieras pedido un pan sin bordes. Profesor Kim, ¿puedes respirar allá? —preguntó en dirección a Taehyung.
Jungkook volvió la cabeza y notó a Taehyung con las piernas cruzadas, el cuerpo encogido y su cabeza contra el cristal. Apenas y rozaba su disfraz. De hecho, parecía preocupado de hacerlo.