XXXVII. Perderse, encontrarse [Fin]

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Llegaron por la madrugada, cercano al amanecer, el cielo no se veía tan oscuro como ambos alfas se sentían por dentro. A Taehyung no le quedaban energías y ni siquiera recuerda cómo fue que entraron los bolsos, se cambió de ropa y se metió a la cama, pero tiene la certeza de que durmió entre los brazos de Hoseok, despierta con uno de ellos aferrado a su cintura y el menor vuelve a reacomodar la posición para usar su pecho como almohada.

Siente que apenas abre los ojos hinchados y que todavía está congestionado. Está agotado. Sumergirse en rabia, tristeza y llorar agota más que cualquier otra cosa, de ese tipo de cansancio que nace desde muy adentro, le arrebata las fuerzas al cuerpo y la voluntad de moverse y hacer.

No puede recobrar el sueño, pese a que el cansancio envuelve incluso su existencia, pero le ofrece bastante tranquilidad estar al lado de su hyung.

Todavía conserva picando en su nariz el olor de la rabia cada vez que saltan a su mente los recuerdos vívidos, el semblante asustado de su hermano y su pareja cuando escucharon los gritos y se encontraron con las expresiones enfurecidas. El camino por las escaleras fue vociferar de un lado a otro. Taehyung no suele usar la voz de mando, en general es de ese tipo de cosas, normas sociales, que les enseñaban a no abusar, incluso antes de que la persona se presentara como alfa, una herramienta solo para momentos de desesperación, reprochable e impensable levantarla contra los padres. El alfa castaño olvidó todo eso cuando exigió silencio, sentía que la cabeza le iba a explotar.

Lo último que recuerda haber gritado aturdido por la angustia y la rabia ardiendo en su sangre, justo antes de azotar la puerta, fue un: "olvídate que tienes un hijo".

Duele, es insoportable y se pregunta cuánto tardan ese tipo de heridas en sanar.

Sus ojos escuecen y empuja un poco más su rostro sobre Hoseok, percibiendo la dura clavícula hacer presión en su frente.

Ha despertado a su mayor, lo siente cuando un par de manos mesan su cabello con cuidado. Pequeños hormigueos agradables que bajan desde la cabeza al resto del cuerpo. Caricias necesarias que le recuerdan a Tae que todo ha valido la pena. Siente que se ha quitado un peso de encima.

- ¿Quieres desayunar o más bien almorzar?- la voz ronca, bajita y cariñosa del mayor vibra en su pecho.

Taehyung niega, quiere permanece así hasta que todo pase. Su mayor pareciera leerle con facilidad, porque mantiene un brazo ciñendo su cuerpo y deja caricias en su nuca con la otra mano.

No sabe en qué punto vuelve a caer rendido, desconectándose del mundo hasta que abre los ojos, está solo en la cama y puede ver que se filtra la luz de un cielo anaranjado. Ha dormido varias horas, ¿de hace cuánto su hyung se marchó? No percibe su presencia en el departamento, aunque su aroma siempre permanece.

Arrastra los pasos al baño y aprovecha de mirarse al espejo. Luce como un desastre de cabello revuelto y ojos hinchados que piden urgente un poco de agua fría.

Su hyung llega, escucha la puerta y sabe que Hoseok se desplaza con pisadas ligeras y sigiloso. Lo siente moverse por la cocina, pero no va a su encuentro, sus pies los llevan rumbo a la cama. Minutos después su compañero aparece con una taza que desprende el fragante aroma de un té de manzanilla y una caja con sus donas favoritas.

Una pequeña sonrisa se asoma en sus labios. Donas con trocitos de galleta. Una vez Hoseok le preguntó por qué le gustan tanto habiendo un montón de sabores y Tae sonriendo con las comisuras manchadas con el glaseado, se limitó a responder: "porque son muy buenas".

Si tuviera que ser más específico y escarbar en su memoria, diría que tienen que ver con los recuerdos, con esos momentos en que era un niño revoltoso y su padre les compraba donas a él y su hermano cada vez que traían buenas calificaciones, otras ocasiones lo hacía por el simple hecho de querer consentir un poco a sus cachorros.

Without Sugar (Adaptación HopeV/VHope)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora