¿Cómo?

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Las respiraciones en la habitación oscura; eran a penas un consumo del vacío, el silencio era un veneno y el aire comenzaba a ser robado el uno del otro

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Las respiraciones en la habitación oscura; eran a penas un consumo del vacío, el silencio era un veneno y el aire comenzaba a ser robado el uno del otro. Yoongi miraba el suelo sin entender porque este vibraba en la suela de sus zapatos,  pero solo bastaba una palabra para que se rompiera en bastantes pedazos.

El tiempo estaba marcando el dolor que incendiaba la verdad detrás de una mentira a pensamiento de Jimin. 

—Perdón. 

Una palabra fue lo que murmuró los rosados labios de Yoongi, este cerró los ojos con miedo cada que Jimin lo apretaba mas de su caderas. 

—Tenia miedo, mucho miedo. 

—No te estoy pidiendo ninguna explicación —habló Jimin en su oído, aspirando el aroma de Yoongi— No digas absolutamente nada.

—Jimin, platiquemos...

—Te estoy diciendo que no me digas nada. 

Yoongi comprendió que Jimin estaba destrozado; su voz comenzaba a quebrace a pesar de que  simplemente era tonos rasposos. 

Las cortinas se movían de acuerdo al viento que se filtraba en la habitación, la cual era amplía con un recibidor a penas notado por la oscuridad y los delgados rayos del luz de los edificios vecinos, pero eso no evitó que Jimin lo fuera empujando obligándolo a caminar por medio de los muebles. 

—Jimin — hablo Yoongi— ... por favor. Tengo que explicarte...

Jimin no lo dejó hablar, al casi hundir con fuerza sus dedos en el cuerpo de Yoongi. Pues creía que si al menos él le dijera que lo amaba, que era su mundo o simplemente un te necesito; este no lo pensaría dos veces para perdonarlo y hacer que su corazón mandara antes que su razón que estaba combinado con su dolor y con su realidad.

Estaba desesperado, humillado y completamente cegado por el rencor.

Por eso, lo guiaba al destino de lo que era la parte más intima de la habitación.

 
Donde una cama perfectamente acomodada sin una sola raya de arruga en las sabanas; los esperaba para crear el acto con más indecoro que se imaginaba Jimin.

Los planes eran fáciles, era simplemente hacerlo sentir más dolor de lo que él lo sentía.

Quería que la bajeza de sus acciones lo golpearan hasta romper la imagen idealizada que tenía de Yoongi, terminarlo hasta que suplicara que parara y que él tuviera ese control que ningún otro haya tenido antes. La rabia le invadía con fuerza con solo imaginar como era tocado por otros y mientras Yoongi lo invadía en gemidos sonoros.

Yoongi temblaba, no sabía si era de miedo, nervios o por el viento colándose de la enorme ventana abierta y que daba paso al balcón. Pero una cosa era segura, y era el deseo de salir huyendo hasta su casa y dormir tan profundo hasta que todo esto resultará un sueño o más bien pesadilla, una pesadilla que le contaría a su Jimin y este lo abrazaría mientras reían de lo que la imaginación suele crear. 

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