Cuando Jungkook deseó salir de la cabina de estudio, se refería a ir a tomar una buena siesta. No pretendía acabar en un mundo metafísico con un extrovertido anfitrión y un gato con el nombre de una estrella pop.
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La semana de Jungkook, después de esa "sesión de estudio", es un tanto extraña o, más bien, fuera de lo habitual. Aún asiste con regularidad y puntualidad a las clases, estudia en la biblioteca hasta la hora que cierra, adelanta tareas y temas de clase, y se duerme temprano cuando no tiene insomnio. Sin embargo, esta vez no está del todo solo. Jimin lo saluda cuando entra al salón y cuando se encuentran en los pasillos. Incluso el lunes y el martes lo invita a tomar el almuerzo junto a él. Jungkook se limita a devolver los saludos con una sobria reverencia y a rechazar sus invitaciones con amabilidad. Con todo, Jimin no parece desconcertado. Jungkook lo ve siempre acompañado y asume que su rechazo no le representa una gran pérdida.
Jungkook es consciente de que Jimin intenta concretar una amistad con él. Por interés o porque le gusta amigarse con todos, eso no lo sabe. Tampoco le da mucha importancia. El viernes, al finalizar las clases, cuando Jimin le recuerda que lo espera el domingo en su departamento, se da cuenta de que tiene que decidirse de una vez por todas.
Va a la biblioteca, toma uno de los lugares vacíos y deja la pesada mochila negra a sus pies. Luego saca su portátil, su cuaderno, acomoda los lapiceros en el orden de siempre y escribe en la barra de búsqueda: «¿Cómo hacer amigos nuevos?».
Una hora más tarde la libreta está llena de apuntes sobre qué son los amigos, cómo hacerlos y la importancia de tenerlos. Se toma otros quince minutos para resumir la información en una hoja nueva.
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Al leer lo que ha escrito, encuentra que en realidad hay varias ventajas en tener un amigo. Puede mejorar sus habilidades sociales de manera natural, sin tener que esforzarse de más. Aunque fuera de eso, lo demás le parece superfluo. No cree necesitar una conexión, ni apoyo, y la proximidad física le resulta molesta.
Quiere darse de golpes contra la pared al sentir que ha retornado al punto de inicio. Aún no tiene una conclusión y está más confundido que al principio. Yo jamás pierdo, piensa. Y con total decisión, teclea: «Test para saber si necesito un amigo». En cuestión de segundos la web le muestra varias opciones. Da clic en la primera.
→ ¿Con qué frecuencia te sientes solo/a o aislado/a socialmente?
1. Nunca me siento solo/a o aislado/a.
2. Raramente me siento solo/a o aislado/a.
3. Ocasionalmente me siento solo/a o aislado/a.
4. Frecuentemente me siento solo/a o aislado/a.
5. Siempre me siento solo/a o aislado/a.
La primera pregunta le cae como un balde de agua fría. Da un vistazo a los lados para asegurarse de que nadie lo esté mirando. Cuando se cerciora de que todos están absortos en sus propias actividades, lee de nuevo el inciso. Se toma un momento para meditarlo bien. Estoy solo, eso es una certeza, pero ¿me siento solo?, piensa. Si, creo que me siento de esa manera. Y elige la respuesta número cuatro.
