Esta vez Jungkook no despierta por convicción propia. El frío y unas patitas sobre su pecho lo obligan a abrir los ojos. Taylor olfatea su camisa con desesperación, como si quisiera comprobar que está vivo. Jungkook la mira, confundido. Advierte que por la ventana abierta se cuelan fuertes ráfagas de viento. Las cortinas vuelan hacia todas partes. El suelo está repleto de nieve y parece que aumenta su volumen conforme pasan los segundos.
El invierno ha llegado, piensa.
Jungkook toma a Taylor con cuidado y la deja a un lado de la cama mientras se incorpora. Chasquea los dedos para cerrar la ventana y limpiar la nieve, pero nada sucede.
—Ni lo intentes. No surtirá efecto —dice una aterciopelada voz.
Jungkook se sobresalta al escucharla. Al girarse, descubre que se trata de Taylor, quien lo mira fijamente. No parece muy contenta.
—¿Puedes hablar? —pregunta, exaltado.
Taylor hace temblar sus bigotes.
—Siempre he podido. Este es un mundo mágico.
Jungkook está boquiabierto.
—¿Y por qué no lo hacías antes?
Taylor se lame la almohadilla de la pata delantera.
—Porque no quería.
Jungkook parpadea varias veces, incrédulo. Al sentir el frío quemarle en la piel, se dispone a cerrar la ventana. Aunque la ventisca lo empuja hacia atrás, hace su mayor esfuerzo y lo logra. Del otro lado, Oniros se ha teñido de blanco. El paisaje es desolador. La emoción del regreso rápidamente se extingue. Un mal presentimiento lo embarga al no percibir la presencia de Taehyung por ningún lado.
—¿Dónde está Taehyung? —pregunta Jungkook, preocupado.
Taylor niega con la cabeza.
—Primero vamos abajo o moriremos aquí congelados.
Jungkook anda hasta la entrada del cuarto, pero se detiene al ver que Taylor no lo sigue.
—¿Qué pasa?
Taylor observa el suelo con temor.
—Cargame. Mis almohadillas se lastiman con la nieve.
Jungkook toma a Taylor entre sus brazos. Ella se queda quieta y no se queja. La deja afuera donde el piso está limpio y atranca la puerta para evitar que se siga colando el frío.
Mientras caminan por el pasillo, Jungkook advierte el aire desolador, como si la casa hubiera estado abandonada por años. El azul de las paredes ha perdido brillo, las flores en los jarrones se han marchitado y la madera del suelo cruje como si exhalara un quejido. Al notarlo, el repiqueteo en su pecho vuelve. Respira hondo para aminorar la sensación.
En el primer piso, la puerta de la entrada hace un ruido estremecedor al azotarse una y otra vez contra la pared. Se escucha el silbido de la ventisca. Jungkook corre a cerrarla. Después, Taylor le pide que encienda la chimenea.
—Yo no tengo pulgares y soy pequeña. Me es imposible —explica ella.
Jungkook hace un recuento de las veces que ha hecho una fogata en la villa de Wooshik. Luego de repasar el proceso mentalmente, se pone manos a la obra. Una vez que comprueba que no hay restos de ceniza en el interior, apila varios leños pequeños junto a un pedazo de papel arrugado que se ha encontrado en la cocina. Enciende una cerilla y la echa sobre el papel. Observa el tamaño de la flama y, conforme se va acrecentando, coloca leños más grandes. Así hasta que el fuego parece cobrar vida propia.
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Oniros ; kth&jjk
FanficCuando Jungkook deseó salir de la cabina de estudio, se refería a ir a tomar una buena siesta. No pretendía acabar en un mundo metafísico con un extrovertido anfitrión y un gato con el nombre de una estrella pop. ************************************...