Había una vez, una casa en medio del bosque.

3.9K 666 1.2K
                                    


Jungkook recobra la consciencia de golpe y sin previo aviso. La luz intensa de la puerta abierta se ha convertido en la luz blanquecina del techo del baño. Se hincha los pulmones de aire, como si el oxígeno le estuviera escaseando. A su lado, Jimin lo sostiene con fuerza contra el borde de la bañera. Cabecea, agotado, pero no amaina el agarre.

Jungkook lo llama con suavidad. Jimin se sobresalta exageradamente sin quitarle las manos de los hombros. Le da un vistazo con los ojos rojos por el cansancio. Una vez que parece asimilar su regreso, lo suelta. Luego se pone de pie mientras se despereza y le entrega una toalla.

Jungkook le agradece con una sonrisa.

—¿Qué hora es? —pregunta después de salir del agua y cubrirse.

Jimin le pide un momento mientras lanza un gran bostezo.

—Las dos de la mañana, creo. Estuviste casi una hora inconsciente. —Vuelve a bostezar—. Lo que es poco tiempo, en realidad. Se supone que la pastilla para dormir no te haría despertar hasta mucho después.

Jungkook se echa hacia atrás el cabello húmedo y quita el tapón de la bañera. El agua hace un violento remolino mientras se escapa por el desagüe. Al final, exhala una especie de ronquido.

—Tenía que regresar rápido. No podía hacer que te quedaras tanto tiempo cuidándome.

Jimin se limpia una lágrima del rabillo del ojo.

—¿Cómo te fue? ¿Lograste abrir la puerta?

—Eso creo.

Jimin pone cara de confusión.

—¿Cómo?

Jungkook suspira.

—Cuando Taehyung la abrió, Oniros me expulsó. Por eso estoy de vuelta.

—Pero entonces... —Otro bostezo lo interrumpe—, ¿qué harás? ¿Van a poder estar juntos?

Jungkook esboza una sonrisa de lado y le da una palmadita en el hombro.

—Es mejor que duermas. Tenemos exámenes en unas horas. Te contaré todo después.

Jimin, que parece que va a desfallecer en cualquier momento, asiente con la cabeza. Le desea buenas noches y sale del baño arrastrando los pies, como si fuera un alma en pena.

Una vez que desaparece detrás de la puerta, Jungkook se seca cuidadosamente con la toalla. El tacto de las suaves fibras sobre su piel le trae un recuerdo que lo obliga a parar un momento y respirar hondo. Repite el mismo proceso ante cada mínima acción que hace que Taehyung le venga a la mente: al ponerse el pijama, al verse en el espejo y al irse a la cama. Incluso cuando trata, de manera inútil, de conciliar el sueño, no puede dejar de evocar su imagen.

Al comprender que esa será una larga noche de insomnio, descorre las cortinas del ventanal de la habitación y, recostado en el colchón, contempla el nocturno paisaje citadino. Con las manos cruzadas detrás de la nuca, se dedica a observar el oscuro cielo sin estrellas. Le consuela que al menos alcance a ver la luna llena.

Sus pensamientos recorren un camino bien trazado hacia Taehyung. Se pregunta si logró recuperar sus recuerdos. Aún no tiene la certeza de que aquel haya sido su último encuentro. Y, en el fondo de su corazón, espera tener otra oportunidad. Al menos para cerciorarse de que todo ha resultado bien. Para poder decirle adiós. O para ver su rostro e inmortalizar en un cajón de su mente los detalles a los que antes no les prestó atención.

Sin embargo, presiente que sus dudas se resolverán con el tiempo.

Es mejor no apresurar las cosas, piensa.

Oniros ; kth&jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora